Reconozco que es la primera obra de este popular autor que leo y la verdad es que la experiencia ha tenido un resultado desigual. Siempre he leído críticas de sus obras dónde destacan su virtud a la hora de expresar un ambiente caótico y lleno de motivos desalentadores que consiguen en el lector una sensación de desasosiego, la verdad es que esto último no puedo negarlo, porque en el transcurso de la lectura de esta obra he sentido esa sensación.
En este cómic, Suehiro Maruo, transporta al lector a una historia con muy pocos personajes, dónde resalta sobre todo uno de ellos que carga prácticamente con todo el peso de la obra, haciendo partícipe al propio lector de su carga psicológica, a la par que nos narra situaciones que se alejan de lo cotidiano.
A nivel gráfico, la suave línea de Maruo, se ensalza con una cantidad de detalles en algunas páginas, aportando un virtuosismo en el impacto visual del que pocos autores de cómic underground pueden presumir.
Destaca el dominio de las vistas en sus representaciones y como dije al principio, al no ser aficionado a las obras de este hombre, impacta de alguna manera la representación de aspectos como el sexo, la violencia y lo grotesco en el particular abanico de este autor.
En lo que respecta al guión he encontrado una historia (bastante corta, todo sea dicho) que a mi parecer adolece de un final un tanto abrupto y desconcertante, con algo de monotonía en su desarrollo central.
En definitiva, a los aficionados a Maruo me imagino que les gustará y a esos lectores que como yo se acercan por primera vez a una obra de este característico autor, como mínimo les sorprenderá, encontrándose una historia con detalles que se escapan de lo rutinario.
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