Revista Cultura y Ocio
Recuerdo mi primer acercamiento a la obra de Marsé, “Últimas tardes con Teresa”, una novela que supuso una explosión en mis hábitos de lector, como lo hiciera “La ciudad de los prodigios”, o la inmensa “Cien años de soledad” en su momento. Desde entonces consideré a Marsé como uno de los mejores escritores en lengua española, junto a Mendoza, algo que tuve la infinita fortuna de decirles a ambos en persona en un lejano Sant Jordi.
Hoy, muchos años después de la lectura de la que dicen que es una de sus mejore novelas, he acabado “La oscura historia de la prima Montse”. Me ha encantado, la verdad (y más después de una serie de lecturas un tanto decepcionantes…), pero no siento que esté a la altura de la anterior. Juan Marsé repite la fórmula que le dio la gloria, el enfrentamiento de dos mundos tan diferentes como la burguesía catalana, de media o alta cuna, y los emigrantes venidos del sur de España en los años sesenta. Un choque casi racial, cultural, económico y lingüístico que nadie ha sabido explotar como él. Creador, según la leyenda urbana está entre él y Vázquez Montalbán, de la expresión "charnego", sitúa en esta novela a un expresidiario murciano en la órbita de una familia de cuna catalana que hace todo lo posible por sacárselo de encima.
La descripción de Marsé sobre la sociedad catalana de la segunda mitad del siglo pasado es excelente, con una prosa cuidada al detalle, es capaz de mostrarnos al mundo a través de la sala de espejos de una atracción de feria, estirando y retorciendo los defectos de una sociedad endogámica que se adora a sí misma, pero que no comete más pecado que el de amarse y dificultar al máximo la entrada de aquellos que son diferentes por cualquier motivo, bien de origen, de cultura o, en el mayor de los casos, de bolsillo. Eso es lo que mejor hace Marsé, y en esta novela lo ha bordado de nuevo.
Por cierto, extraordinarios los capítulos en que envían al menda a un retiro católico para ver si se cura de su ateísmo.
Como en “El amante bilingüe”, en la que un catalán de cepa llamaba por teléfono a su ex haciéndose pasar por emigrante andaluz y le decía todas las guarradas que se le pasaban por la cabeza con el mejor acento de la comunidad sureña, algo parecido ocurre con “La oscura historia de la prima Montse”, donde el emigrante que ha pasado por la Modelo ejerce una atracción fatal sobre las féminas de la burguesía catalana, y protagonistas de la novela. Sin embargo, y he aquí el pero de la novela, a diferencia de “Últimas tardes con Teresa”, en la que un motivo de peso da pie al desenlace trágico de la historia, en esta ocasión Juan Marsé da vueltas y vueltas sobre una gran desgracia que al final ni es tan desgracia, ni es algo que el lector no intuyera a las primeras de cambio.
Es como si nos adelantara un cava extraordinario para el postre, un vino de altísima cuna cuyo bouquet no olvidaremos jamás, un cava que durante toda la comida se nos ha advertido de su grandeza para que después, tras un excelente almuerzo, eso sí, el cava no tuviera gas.
Algo así he sentido con esta novela del grandísimo Marsé, que le ha faltado gas…
La historia principal, la que ha de ser oscura desde el mismo título, en realidad no lo es, o no lo es tanto, y el resto de historias que adornan la trama no tienen el peso suficiente para sorprender o cautivar. Sí hay que sacarse el sombrero, el peluquín, y todo lo que cubra la “closca”, así como echar rodilla al suelo en reverencia sincera y honrada al oficio del autor, como es capaz de que la novela esté narrada en algunas ocasiones por uno de los protagonistas (el otro “charnego” de la novela, pero que sí ha sabido integrarse), a veces por un narrador omnisciente, e incluso en muchas otras ocasiones por un alter ego del propio autor que entra y sale de la trama principal a gusto del propio Marsé. Un estilo de narración sólo al alcance de los grandes genios y de los carpinteros finos de la palabra, uno de esos que no dejan aristas ni se les ven los trucos de andamiaje, como él mismo hizo ver cuando se retiró del jurado del premio Planeta en un alarde de honradez profesional, o en un ataque más del enfant terrible de las letras catalanas escritas en español, quién sabe…
Resumen del libro (editorial)
Publicada por primera vez en 1970, La oscura historia de la prima Montse constituye el punto culminante de la madurez narrativa de Juan Marsé. La novela arranca con la visita de un hombre, diez años después, al lugar donde se fraguó la tragedia. Condenado al derribo, nada queda del antiguo esplendor del chalet de sus tíos, la adinerada y católica familia de los Claramunt. Todo empezó cuando su prima, Montse Claramunt, joven idealista consagrada en la orden seglar de las Visitadoras a la caridad y el proselitismo entre el pueblo llano, conoció a un presidiario -estudiante ateo, atractivo y ambicioso, procedente de las capas más bajas de la sociedad- y quiso convertirlo en su protegido, entender sus problemas y entregarse a él. De esas buenas y peligrosas intenciones surgirá una historia oscura, cuando se interpongan los estatutos de la clase social y el culto a la respetabilidad.