Cuando hablamos de problemáticas sociales automáticamente pensamos en los sin techo, familias desestructuradas, problemas de desnutrición, pobreza, y un largo etcétera. Pero la principal problemática social que tenemos en este país es sin lugar a dudas la falta de empleo y la precariedad del existente. Pensemos que el desempleo y las bajas retribuciones son sin lugar a dudas el origen muchos otros problemas, porque sin dinero difícilmente podremos pagarnos una vivienda, tener una buena alimentación, pagar los suministros básicos del hogar, pagarnos algunos servicios médicos que nos son incluidos en el catálogo de la sanidad pública (como podrían ser los odontológicos), y unas cuantas más. Y no olvidemos las consecuencias que tienen para nuestra salud y nuestras relaciones personales la suma de todos estos factores.
Si un país democrático y supuestamente desarrollado no puede garantizar el empleo a sus ciudadanos y no pone los medios para asegurar la buena calidad de este, entonces es que ese país tiene un serio problema y esa supuesta democracia queda en entredicho. Y eso es lo que está sucediendo en España. Un país en el que a día de hoy aun se destruye empleo, y el que se crea es cada día más precario y peor retribuido.
La mayor parte de las veces que hago un escrito de denuncia lo hago motivado por información que me llega de primera mano, y hoy no será una excepción pues una persona a la que aprecio mucho es la que se encontró con lo que voy a pasar a relatar.
Servidor tenía el pleno convencimiento de que una de las pocas empresas que a día de hoy aún seguía pagando un salario digno a sus nuevos trabajadores, y entiendo que de ello presumen en su página web y en la publicidad que dan, era la ONCE, la famosa Organización Nacional de Ciegos Españoles. Una organización sin ánimo de lucro que supuestamente tiene una finalidad social, y esta no es otra que trabajar por mejorar la vida de invidentes y minusválidos, y darles trabajo. Pero por lo visto esto no es así. Entrar a trabajar en la ONCE vendiendo sus famosos cupones ha dejado de ser un trabajo digno para convertirse en un abuso y en una auténtica explotación laboral.
Quien teniendo una minusvalía vaya a pedir trabajo a la ONCE se encontrará con que actualmente el trabajo ofertado para la venta de sus famosos cupones se retribuye por una jornada completa con el Salario Mínimo Interprofesional (655,20€), y que sólo se tiene derecho a cobrar un 4% de comisión si las ventas que sobrepasan los 1050 euros en cupones semanales. Sin olvidar que en este caso concreto se le exigía al demandante de empleo trabajar todos los fines de semana.
¿Cómo puede ser que la ONCE que tan buenos ingresos saca de la venta de sus loterías y cupones, y que se beneficia notablemente de sus bajas aportaciones en concepto de cotizaciones a la Seguridad Social dadas las minusvalías de sus trabajadores, pague salarios tan precarios y deshumanizados?
Pues seguramente la respuesta sea tan clara como que esta organización piensa más en términos empresariales, recortando gastos allí donde puedan, en lugar de hacerlo pensando en desde una perspectiva social y humanitaria. ¿Por qué pagar más si estos salarios son los habituales en el mundo laboral y siempre hay trabajadores dispuestos a aceptarlos, y más si sus minusvalías incrementan la dificultad para acceder a un empleo?
Pero la cosa ya no queda sólo aquí, pues este aparente afán mercantilista de la Organización Nacional de Ciegos Españoles les lleva a sobre explotar zonas que hasta la fecha las podía tener bien cubiertas con vendedores de contrastada solvencia. Pues hora encontramos a más vendedores que nunca, a la vez que podemos comprar nuestro cupón en Internet o en las oficinas de Correos. Lo que motiva que ante esta atroz competencia los veteranos vendedores de toda la vida se vean en la obligación de hacer más horas que nunca para poder llegar a los mínimos que dan derecho a su comisión y a no perder poder adquisitivo, o incluso el propio trabajo.
Cuando escribí estas palabras para ser compartidas en este blog no tenía más datos que los aportados por un amigo, pero al buscar en la red descubrí bastante información al respecto, y de que no son pocas las denuncias existentes. Desde diversos sindicatos y medios se ha hecho pública esta explotación laboral a la que hago referencia, en incluso existen denuncias ante la Inspección de Trabajo (Trabajo_ONCE).
Esta es la realidad de este país. Un país donde hace unos años parecía que si eras mileurista era sinónimo de ser un trabajador poco cualificado y un bicho raro, y donde en la actualidad conseguir un salario que llegue a los mil euros es un auténtico privilegio, aun estando cualificado sobradamente para ese trabajo.
MSNoferini
Artículo sobre el tema aparecido en el diario Público hace algo más de un año: http://www.publico.es/sociedad/once-diez-precariedad-laboral.html