Yo soy madre por vocación, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor decía: “madre de hijos”. No tuve que esperar a que el reloj biológico me marcara el momento, tuve a mis hijos cuando mi pareja y yo lo decidimos. Me preparé a conciencia, leí todo lo que cayó en mis manos, asistí a las clases de preparación al parto y consulté todas mis dudas a la matrona. Disfruté todos y cada uno de mis embarazos, hasta el punto de echar de menos ese estado de bienestar que me embargaba cuando sabía que mi hijo se gestaba en mi interior. Fue raro verme con mala cara o con una actitud negativa en los primeros meses de mis niños, me sentía radiante y así se me veía desde fuera. Nunca me han oído decir las típicas frases a los futuros padres: “prepárate para no dormir”, “esto es muy duro” o “te cambia la vida”, bueno esa sí pero siempre añadía “para mejor”, a pesar de que sí pasé malas noches, sí es un cambio y sí puede llegar a ser duro. Tanto disfruté de todos esos momentos que aún hoy digo que, si por mi fuera, tendría un hijo cada año. Sé que suena a madre repelente, pero nada más lejos. Simplemente, siempre quise ser madre. Además de mi principal ocupación, trabajé todo el tiempo, con muy buena suerte porque en todos estos años disfruté de horarios que me permitían compatibilizar la vida laboral y la maternal. Pero nunca tuve grandes aspiraciones profesionales, me conformaba con mis cinco horas de trabajo que llenaban el espacio que en mi vida había destinado a eso. Muchas veces me echaron en cara que no quería crecer a nivel laboral. Se esperaba de mí que con mi formación fuera una gran ejecutiva, una mujer de diez en todos los aspectos, como madre, como mujer, como profesional y no se entendía que prefiriera no trabajar y quedarme en casa cuidando de mis hijos, aunque nunca lo haya podido hacer. A pesar de que tenía clara mi escala de valores, en la que mi familia y mis hijos estaban por encima de todo lo demás, esto ha sido un lastre.
El otro día asistí a la presentación del libro de una buena amiga, Una nueva maternidad, y entendí muchas cosas. Entre otras, que es muy difícil ser una gran profesional con enormes aspiraciones y al mismo tiempo ser madre y cuidar de tus hijos tal y como está planteada la sociedad actual. En estos momentos estamos viviendo revoluciones de todo tipo en el mundo, sabemos que nuestro sistema tiene que cambiar y es lo que se pide a gritos. Una de esas revoluciones es la que habla de la necesidad de un cambio en la forma de cuidar a nuestros niños, de la búsqueda de soluciones para que una mujer que sí tenga grandes aspiraciones laborales también pueda ser madre y criar a sus hijos. Este libro habla de eso y de mucho más.