Nada hace presagiar en la carretera secundaria que conduce Montferri (Alt Camp), pueblo agrícola de 400 habitantes, que sus habitantes lograsen levantar en un pequeño montículo entre viñedos un imponente templo modernista, obra de Josep Maria Jujol. El santuario de la Mare de Déu de Montserrat (que fue iniciado en 1925 por quien fue íntimo colaborador de Gaudí, aunque las obras se paralizaron en 1931 y se acabaron en 1999 gracias al tesón de los vecinos) esconde una historia sorprendente.
Los nervios de los 42 pilares y las 33 cúpulas de la ermita recrean el perfil de la sierra de Montserrat. El santuario, acabado 74 años después de la primera piedra, muestra el atrevimiento modernista y evoca a la Sagrada Família. La decisión de continuar la obra despertó las críticas de un sector de arquitectos, y se originó un debate similar al que suscitó la continuación de la obra de Gaudí en Barcelona.
Desde su inauguración, que despertó gran revuelo mediático en la primavera de 1999, el santuario ha pasado a un discreto segundo plano. La fuerza de internet, no obstante, y un santo llamado Google han salvado en buena parte del olvido a Montferri y su ermita, en la que trabajaron tres generaciones de vecinos. Su inclusión en webs globales de viajes como Tripadvisor explican también la llegada constante de visitas. Hace pocos días una productora de Red Bull rodó un spot para el canal MTV.
El Ayuntamiento, que estudia si es factible abrir el santuario todos los días, explora fórmulas para promocionarlo y aprovechar también la Ruta del Císter. “Es un orgullo y muy importante para un pueblo tan pequeño, nos ha situado en el mapa; tenemos que aprovechar esta joya, darla a conocer, fomentar las visitas”, subraya Josep Ruiz, alcalde desde el 2011.
La idea más la casualidad y la devoción del genial arquitecto pusieron en marcha un proyecto que hoy parecería una broma o una utopía. “Que se hiciese realidad es un milagro de la Virgen”, dice aún hoy Jané. La primera piedra se puso en 1925 y las obras avanzaron a buen ritmo hasta que se interrumpieron en 1931 por falta de dinero, según la versión oficial. “Y por el clima político de la época”, añade Jané, que en un libro que se publicará en el 2017 explicará toda la historia del santuario.
La conversación con el sacerdote septuagenario, gran conocedor de Jujol, bucea por el pasado del templo hasta emerger en lo contemporáneo. Las obras para acabarlo –Jujol sólo pudo construir una tercera parte– duraron diez largos años, con la implicación de los vecinos, que ayudaron con sus tractores a trajinar la arena o las treinta toneladas de madera. Además del reto arquitectónico, titánico, se tuvo que mover cielo y tierra para conseguir fondos. “Vendimos dieciséis millones de pesetas en lotería”, dice Jané. La inversión, de 200 millones de pesetas, recibió una ayuda pública de la Diputación de Tarragona, de 30 millones.
La ermita ha sido declarada iglesia jubilar del Año Santo de la Misericordia, lo que atrae a peregrinos que quieren ganarse las indulgencias. Los meses del año en que recibe más visitas coinciden, no obstante, con una costumbre más profana. El restaurante del castillo de Rocamora, en Montferri, sirve con éxito calçotades. “Aprovechan para hacer cultura”, dice el alcalde.
Con o sin fe, uno tiene la sensación de estar flotando, sentado en uno de los bancos del santuario, con la Moreneta presidiendo el altar y la luz entrando por los vitrales de colores. Sobre la cabeza, unas bóvedas que parecen pesar demasiado para sostenerse sobre la fragilidad de los pilares dibujados por Jujol.
Eclipsado por Gaudí
Josep Maria Jujol (Tarragona, 1879-Barcelona, 1949) no fue sólo un discípulo aventajado de Gaudí, con quien colaboró en la casa Batlló, la casa Milà, el Park Güell o la Sagrada Família. Autor del imaginativo Teatre Metropol de Tarragona, su legado es muy relevante: la Torre dels Ous y la reforma de la Casa Negre, en Sant Joan Despí; la iglesia de Vistabella, cerca de Montferri; o la casa Planelis y la fuente escultórica de la plaza Espanya, ambas en Barcelona. El tiempo ha reivindicado su figura, durante muchos años poco valorada. Se le llegó a considerar sólo un gran decorador dentro de la obra arquitectónica de Gaudí. Han contribuido a divulgar su trabajo libros, como los de los arquitectos Carlos Flores (Gaudí, Jujol y el modernismo catalán) y Ignasi de Solà-Morales (Jujol). De Jujol destacan su ingenio, imaginación y extraordinaria habilidad en la ejecución de la forma y del color. Llegó a superar a Gaudí en el ámbito de la ornamentación, usando con imaginación metales, yesos y pinturas. “Los colores del banco del Park Güell son de Jujol”, descubre Montserrat Duran (Josep M. Jujol: l’arquitectura amagada). Como Gaudí, destacó en el diseño de sus obras y en las originales soluciones estructurales.
Programa: Templo Religioso Ubicación: Montferri – España Autores: Josep Maria Jujol Fecha: 1925 – 1931 / 1989 – 1999Fotografía