Cada acción y toda la materia que se ha desarrollado en el universo conforma lo que conocemos como realidad.
La idea de que nuestro universo se comporta como un sueño gigantesco, o como un producto de un programa de realidad virtual muy complejo, más ajustadamente parece un ingenioso guión de ciencia ficción que el crudo e imperfecto mundo en que nos movemos cada día.
Sin embargo, la realidad que percibimos parece ser contraria a la lógica científica, si tenemos en cuenta que la materia apenas existe. Los bloques de construcción de la materia visible son los átomos, que son meramente pequeños núcleos perdidos en medio de un gran espacio vacío, rodeados por partículas casi invisibles (electrones) que los orbitan a velocidades formidables.
Si nuestros cuerpos fueran puestos bajo un poderoso microscopio, lo que veríamos probablemente sería un mar de granos de arena en perpetuo movimiento.
De acuerdo con la investigación reciente en el campo de la física cuántica, todo lo que conocemos como materia – el sólido cemento de lo que parece ser que nuestra realidad está compuesta – podrían ser nada más que fluctuaciones cuánticas en medio del universo vacío.
Un grupo de físicos dirigidos por el Dr. Stephen Durr del Instituto John Von Newmann de Alemania, confirmó que la suma de la masa de las partículas subatómicas que forman los protones y los neutrones (llamados quarks) escasamente representa el 1 por ciento de su masa total. Tal evidencia sugiere que el resto de la masa nuclear consistiría en gluones, efímeras partículas que bullen en medio del vacío, cuya función es mantener la unidad entre el trío de quarks dentro de protones y neutrones.
Este hecho sugiere la hipótesis de que nuestra realidad tangible podría ser meras fluctuaciones de vacío o puramente nada.
La otra verdad que vemos con nuestros ojos físicos es principalmente reducida a un conveniente panorama.
Poseer un par de ojos que pudieran ver sólo las partículas microscópicas nos haría imposible movernos en un mundo con objetos tan grandes, ya que los objetos con los que generalmente interactuamos están compuestos de miles de millones y miles de millones de partículas microscopicas
Según el biólogo Richard Dawkins, las rocas sólo se sienten duras e impenetrables a nuestras manos porque no pueden penetrarse unas a otras. Para nosotros es útil tener nociones de dureza y solidez ya que nos ayudan a navegar en nuestro mundo.
Navegando en una realidad ilusoria, tenemos que aceptar que en alguna parte en el universo se puede encontrar otra realidad. Podría ser un gigantesco adormecimiento, una loca burbuja, o Dios, si tú quieres. Puesto que la realidad de las partículas no puede ser más que humo y sombras, podría ser que la existencia real de todos los objetos en el cosmos residiera en uno o más espacios paralelos.
Muchos científicos especulan con que, igual que un objeto tridimensional puede proyectar una sombra bidimensional sobre el suelo, un universo multidimensional (como en el caso de la Teoría de Cuerdas) podría arrojar una sombra en el espacio tridimensional. Si esta teoría es correcta, cada objeto y organismo en este mundo no sería más que una burda representación de objetos y organismos en un universo más “real”.
Coincidiendo con esta teoría, la existencia de una mente extracorpórea en otra dimensión podría ser la explicación ideal para el por qué tenemos memoria, ya que los átomos de nuestro cerebro son reemplazados cientos de veces a lo largo de nuestras vidas. Según Dawkins, ni un solo átomo que forman nuestros cuerpos habrían estado en nuestros cuerpos durante un acontecimiento de nuestra infancia que nosotros recordamos.
Steve Grand, autor de ‘Creación: Vida y cómo crearla’, sugiere que la materia se mueve de un lugar a otro y se reúne momentáneamente de modo que tú puedas ser tú. Por lo tanto, tú no eres la materia de la que tú estás hecho. Esto implicaría que nuestros cuerpos están en el espacio que no podemos abarcar – mientras un cuerpo virtual, un mero contenedor, sería lo que existe en lo que llamamos realidad.