La cara de sueño en el trabajo, las ojeras y el cansancio permanente configuran el cuadro clásico de los recién estrenados padres, que pasan largas noches pegados a su bebé: son víctimas de los temidos cólicos del lactante.
Es frecuente que muchos padres acudan a las urgencias hospitalarias desesperados tras observar que su bebé pasa largas horas llorando sin causa aparente.
Una vez allí, el pediatra les indica que su bebé está sano y que no deben temer nada, ya que está atravesando un proceso normal a su edad: los cólicos del lactante.
La regla de "los 3 de Wessel" (en honor al pediatra que describió los cólicos), define que se considera un cólico del lactante si el llanto:
1. Aparece antes del tercer mes de edad (normalmente después de los 15 primeros días)
2. Dura tres o más horas al día (normalmente se inicia a última hora de la tarde)
3. Se prolonga durante 3 o más días a la semana
Los pediatras insisten en que el fenómeno de los cólicos en el lactante no es una enfermedad y no está asociado a molestias intestinales, tal y como tradicionalmente se ha creído. Por ello, las infusiones calmantes o realizar cambios de leche, son medidas inefectivas. Lo cierto, es que no se conoce con certeza la causa que los desencadena.
Algunos expertos piensan que los cólicos en el lactante son causados por estrés o cansancio, fruto de un momento de inmadurez fisiológica, por lo que lo consideran un proceso normal en el desarrollo del bebé. Conviene observar al bebé el resto del día para comprobar que no se oculta alguna otra enfermedad y verificar que tiene apetito y se muestra contento.
¿Cómo afectan a los padres los cólicos de su bebé?
Al margen del cansancio físico por las pocas horas de sueño y la desesperación ante el llanto de su bebé, muchos padres desarrollan el sentimiento de fracaso o la culpabilidad al no poder hacer nada para aliviar a su hijo. Incluso, en algunas ocasiones, todo ello empuja hacia una mayor irritabilidad y tensión entre los padres.
Recomendaciones generales ante los llantos por cólicos del bebé:
1. Paciencia
La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y llegar a un buen fin. Muchas veces, los papás envueltos en el estrés se olvidan de ella, por lo que conviene recordar su importancia.
2. Información
Los padres informados, que son conscientes de que los cólicos son un proceso normal, generan menos impotencia y toleran mejor el llanto de su bebé. No se debe dudar en consultar al pediatra y leer sobre el tema todo lo necesario.
3. Cambiar de escenario
En ocasiones, los cólicos del bebé parecen remitir bruscamente cuando hay un cambio de escenario como salir a la calle o pasear en el coche de sus padres.
4. Coger en brazos a nuestro bebé
A pesar de que son muchos los que han opinado negativamente acerca de la práctica de coger al bebé en brazos, lo cierto es que ese pequeño ser, necesita nuestro calor para calmarse en muchas ocasiones y a una edad tan temprana, los expertos afirman que no es posible malacostumbrarlos. Se recomienda apretarlos suavemente contra el pecho y arrullarlos.
5. Pedir ayuda
Cuando lleguemos a un nivel alto de estrés o nervios, podemos delegar en los abuelos u otros familiares que transmitan al niño una mayor tranquilidad. Con ello, estaremos favoreciendo a nuestro hijo mientras nos recargamos para volver a la batalla.