El 'coach' se define, como un profesional con amplia y reconocida experiencia, que:
- Hace lo que dice
- Promete menos de lo que puede desempeñar
- Trata a las personas como desean ser tratadas
- Es compasivo, íntegro, respetuoso y guarda la confidencialidad de todo
- Es consciente de que todo lo que dice y hace, afecta a los demás
- Muestra en todo momento alto nivel de profesionalismo
- Admite los errores
El coach se define a través de estas actitudes y acciones:
- Opera en el espacio entre los valores individuales y organizativos, facilitando la confluencia de ambos.
- Comprende los sistemas empresariales, sus contextos, así como las dinámicas individuales y de grupo.
- Respeta profundamente al individuo, al tiempo que sirve los intereses de las empresas, los roles de las personas en las mismas y cómo las iniciativas para mejorar el desempeño y estimular el cambio y transformación, afectan a todo el sistema.
- Actúa como facilitador, nunca como protagonista, para mejorar la eficacia de la organización.
- Comprende la tarea de los directivos y cómo su ejercicio puede separarles de las personas que son y de los demás, cuando sólo se tiene en cuenta la ejecución del rol.
- En su trabajo con el cliente, sabe contener la ambigüedad, para que sea él quien descubra lo más conveniente para sí mismo y para la empresa.
- Facilita el cuestionamiento de la realidad para que sea el cliente quien después de dialogar descubra lo que le conviene a él mismo y a la empresa.
Un coach efectivo se define como una persona positiva. Sus tareas no son detectar errores o fallos, sino hacer que los demás descubran sus propios errores, de esta manera los trabajadores obtendrán un rendimiento óptimo. Las tareas del coach se basan sobre todo en realizar preguntas más que en hacer afirmaciones, pero dependiendo de la especificidad y orden de las mismas, dependerá su éxito o fracaso. No se trata únicamente de realizar preguntas, por el mero hecho de realizarlas, sino que cada una de las preguntas que realiza el coach debe de tener un fin último.
Un coach se caracteriza por ser entusiasta. Es usted un líder, y por lo tanto su entusiasmo debe ser contagioso. Sí usted proyecta desilusión, tristeza, etc. Los empleados acabarán asumiendo dichas características, y al mismo tiempo sólo recibirá de ellos lo que usted ha proyectado. Que no se olvide que los empleados utilizan a sus superiores como modelos a seguir. El coach debe ser un modelo con entusiasmo, con fuerza dentro de sus empleados. Que ellos confíen en su coach.
El coach también se puede caracterizar por ser comprensivo. No se trata de dar 'palmaditas' a los empleados, sino comprender cuáles son sus necesidades para realizar su trabajo de forma eficaz: cuáles son las herramientas, el tiempo, que sus empleados necesitan. Por otra parte, comprender cuáles son las situaciones de los diferentes empleados y hacerlas suyas.
Por otra parte un coach, deposita su confianza en sus empleados. Una vez que les ha dado las herramientas necesarias para hacer su trabajo, les deja hacer. Les ofrece la oportunidad de obtener buenos resultados basados en su iniciativa y entrega a la empresa. Es decir que gracias a su acción de coach, los empleados están lo suficientemente motivados e implicados en la empresa como para dejarlos hacer por su cuenta.
Un coach se orienta hacia la meta. Explica a sus empleados el 'qué' pero también el 'por qué'. Basa las tareas de sus colaboradores en metas claras y bien definidas, incluso llega a relacionar las tareas específicas con las metas a obtener. Una vez explicadas, el colaborador es quien debe asumir como suyas dichas metas, debido sobre todo a que las comprende. Los empleados han conversado sobre las metas y no tienen dudas de lo propicio de las mismas y de las posibilidades de lograrlas.
Un coach eficaz es un experto, pero no únicamente en el trabajo en sí, sino también de sus empleados. Cuanto más considere a sus trabajadores como personas, tanto mejor será su trabajo como coach. Para ser un experto de sus empleados hay que ser también un buen observador, y dicha observación no se debe hacer sentado desde su despacho, sino mezclándose con sus colaboradores, observando y no espiando como trabajan y qué problemas surgen en el trabajo diario. Pero no sólo con sus ojos y oídos atentos, sino también hay que ser consciente de lo que no se expresa con palabras, ese lenguaje no verbal que tanto nos habla y en muchas ocasiones no escuchamos.
La paciencia es una virtud esencial de un coach eficaz. No sirve la expresión 'es que se lo he explicado mil veces'. Deberías explicárselo de nuevo pero con diferentes palabras quizá así lo entienda. Sus trabajadores no son tontos y si se trata de ignorancia esto tiene cura y la medicina está en las manos del coach:
Información y buena comunicación. Debemos recordar el viejo proverbio: “enseñar es aprender dos veces”.
Foto de portada: SD Dirk