Revista Diario

La paciencia, esa gran virtud

Por Sandra @sandraferrerv
La paciencia, esa gran virtudLlevamos una temporada en la que esa, la paciencia, anda escasa por nuestro hogar. Debe ser por el cansancio de terminar el trimestre o que mis enanos, sobretodo mi pequeña princesa, está de lo más cansina. No sé vuestros hijos, pero el mío mayor ya pasó por esta etapa, la etapa del yo, yo, yo, y todo siguiendo el mismo protocolo. Vamos, a lo, como no encienda y apague la luz tres veces habrá un holocausto nuclear. Cada noche, antes de ir a dormir, en casa se repite la misma escena, como si estuviéramos viviendo algo así como el Día de la marmota de aquella horrible película del siglo pasado. Al terminar el cuento, mama, guárdalo. ¡¡¡¡Nooooo!!!! Cógelo por el lomo, por favor. Ay, sí, perdón. Dame la mano, ¡esta noooooo! la otra (las dos las tengo limpias, lo juro). Entra tu primero al baño, mama, antes de encender la luz. Ah, y no te sientes hasta que yo me posicione para hacer el último pipí del día. Ahora, ya puedes sentarte en el banquito de delante a contemplarme en tan escatológica postura. Y seguimos. El agua para mojar el cepillo de dientes, pobre de mí que salga a la presión incorrecta. Bronca asegurada de mi pequeña princesa. Cuando ya hemos conseguido llegar a la cama, un momento, la luz la apagas por este interruptor, no el otro (¿A lo mejor me enrampo?), y cuando me haya tapado. No antes. ¿El Jesusito? Mama, po favó, no lo digas tan alto, bajito. Pero no tan bajito, venga, mama, Jesusito... Y así, cada noche desde hace, no sé cuántas semanas. Una y otra vez se repite la misma escena, con los mismos tiempos, las mismas manos, los mismos interruptores. Y si nos equivocamos, vuelve al comedor mama, que lo volvemos a repetir. ¿Pensará mi pequeña princesa que estamos en una obra de teatro?Como decía al principio, recuerdo que mi pequeño gran hombre ya pasó por esa etapa de absoluta perfección y aplicación del protocolo más estricto, que ni la reina de Inglaterra podría soportar. Así que, lo dicho, paciencia, que todo llega, y todo acaba. Sino, volveremos a repetir la escena.

Volver a la Portada de Logo Paperblog