“Ahora el mayor valor, la gran virtud, es la paciencia”
(Cruz, Juan: “Qué ética para Amador“.
El País, 10-07-2011)
Estas palabras me retrotraen a la tierra, al oficio artequítipico del agricultor, a ese gran progreso de la humanidad, cuando pueblos guerreros y nómadas decidieron hacerse sedentarios y cultivar la tierra. [...] Recuperar esa actitud paciente y respetuosa del agricultor (que no resignada ni pasiva), es hacer y esperar, intervenir en el mundo y volver al propio huerto, actuar y detenerse cuando toca parar.
La actividad compulsiva, voluntariosa y egocéntrica es tan insana como la inactividad impotente y depresiva.
También sabemos que es la crisis, el malestar y la enfermedad lo que pone en camino al héroe.
[...]
Y como insiste Claudio Naranjo, lo que se cae (y se cae solo), es un montaje patriarcal que no se merece perder un minuto en sostenerlo, sino enfocar la atención a los valores esenciales que estaban ahogados bajo la impostura y que sobrevivirán a la caída.
(Extracto del artículo “Paro / Pararse” de Paco Peñarrubia,
en Revista de Terapia Gestalt, nº32 – Cambio Social. pp.144-145)
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