Hola!!! Cómo lleváis la semana?
Empataron. O sea que en el futbol las insurgentas empataron. Se fueron a penaltis y llegó la hora de la formación sin que desempataran. A decirme eso viene la insurgenta Erika. La Erika es como la asesora sentimental de las insurgentas, pero esta vez no viene a contarme que a una compañera “le duele su corazón” por mal de amores, sino que ya acabó el partido y ella ya se va a dar plática a los pueblos, más en concreto, a las mujeres de los pueblos. Va de civil, o sea con ropa civil. Bueno, eso dice ella. Porque yo veo que trae unas botas hechas en talleres zapatistas y que tienen grabado un “EZLN”Yo con estrella, mucho trabajo y proyectos que me hacen tan feliz. Es verdad que estoy un poco estresada pero es una alegría! Jajaja En cuanto pueda los compartiré con vosotros! Ya sabéis que nada me gusta más compartir cosas bonitas con vosotr@s, que también aportáis tanto a mis días…
Botas Hoy os enseño las fotos del Jueves pasado en el StreetStyleDay con Factory Fue un evento lleno de moda, en la mejor compañía y con los geniales Laura Sánchez y Mario Vaquerizo. Ella preciosa (es impresionantemente bella) y él tan carismático como siempre. La Gran Vía fue una fiesta, llena de gente estilosa y con ganas de pasarlo bien! en un costado.
“Mmh, si vas a llevar esas botas mejor lleva el uniforme completo”, le digo intentando ser sarcástico. Se va la Erika. Al rato regresa con el uniforme puesto. “¿Adónde vas?”, le pregunto. “Al pueblo”, responde. “Pero, ¿cómo se te ocurre ir de uniforme?, le pregunto/regaño. “Pues así me dijiste”, dice que le dije. Entiendo que es inútil tratar de explicar las cualidades de la ironía sutil, así que sólo ordeno: “No, ponte de civil y quítate esas botas”. Se va. Al rato regresa, con ropa civil… y descalza. Yo suspiré, ¿qué otra cosa podía hacer?
No le crean a la Erika, mi bota no está rota. Está descosida, que no es lo mismo. Además, es un ojillo el que se ha desprendido, y por eso el entrecruce de las agujetas parece sistema político en el neoliberalismo, o sea que es un revoltijo y no se sabe adónde va la derecha y adónde va la izquierda. Le estoy explicando esto a Rolando cuando llega…
La Toñita Primera-Generación, o sea la Toñita I (la del beso negado porque “mucho pica”, la de la tacita rota, la del olote de maíz habilitado como muñeca), tiene ya 15 años. “O sea que cumplió 14 pero entró en 15, o sea que ya va para 16″, me dice su paprotas. Sí, las botas de la insurgenta Erika están rotas. En la puntera derecha, la suela está desprendida y le da a la bota un aspecto de boca insatisfecha. Los dedos no son visibles aún, así que la Erika no parece haberse dado cuenta de que sus botas, marcadamente la derecha, están rotas.
Desde los primeros días en la montaña, el mirar hacia abajo se me hizo costumbre. El calzado suele ser uno de los sueños/pesadillas del guerrillero (¿otros?: el azúcar, tener los pies secos, y otras obsesiones más bien húmedas), así que dedica a él buena parte de su atención. Tal vez por eso uno adquiere esa manía de mirar siempre a los pies del otro.
La insurgenta Erika ha venido a avisarme que ya acabaron de editar el cuento de La naranja mágica (última producción de Radio Insurgente que trata de… bueno, mejor escúchenlo). Yo le respondo que tiene rota la bota. Ella baja la mirada y me dice “tú también”. Saluda militarmente y se va.
La Erika va a cambiarse porque al rato juegan futbol dos equipos de insurgentas, uno se llama “8 de Marzo”, y el otro “Las Princesas de La Selva”. No sé mucho de futbol pero, a mi entender, las “princesas” juegan con un estilo bastante alejado de las buenas costumbres de la corte real, y las del “8 de marzo” lo hacen como si fuera el alzamiento del primero de enero. O sea que buena parte de ellas termina en el puesto de salud insurgente. Es más, cada vez que van a jugar, las de sanidad tienen la camilla a un lado de la cancha. “Para no dar la vuelta”, dicen.
Empataron. O sea que en el futbol las insurgentas empataron. Se fueron a penaltis y llegó la hora de la formación sin que desempataran. A decirme eso viene la insurgenta Erika. La Erika es como la asesora sentimental de las insurgentas, pero esta vez no viene a contarme que a una compañera “le duele su corazón” por mal de amores, sino que ya acabó el partido y ella ya se va a dar plática a los pueblos, más en concreto, a las mujeres de los pueblos. Va de civil, o sea con ropa civil. Bueno, eso dice ella. Porque yo veo que trae unas botas hechas en talleres zapatistas y que tienen grabado un “EZLN” en un costado.
“Mmh, si vas a llevar esas botas mejor lleva el uniforme completo”, le digo intentando ser sarcá
Ese día opté por un look un tanto canalla y transgresor con mi Karl Lagerfeld como protagonista jajaja
Antes de despedirme os dejo con el vídeo que Mujer Hoy hizo de mi look (aquí). Espero que os guste!!
Un beso fuerte!
Hello! How have you been this week?
I am with a lot of work and projects that make me so happy. It is true that I am a little stressed but a joy! hahaha
Today I show you the pictures last Thursday in StreetStyleDay with Factory. It was an event full of fashion, in good company with the great Laura Sanchez and Mario Vaquerizo. She is lovely and he as charismatic as ever. The Gran Via was a party full of people wanting stylish and fun!
That day I opted for a somewhat transgressive look with Karl Lagerfeld starring hahaha
á, un responsable zapatista de los más antiguos con nosotros.I show you the
Yo asiento, sin confesar que nunca he entendido las altas matemáticas que rigen los calendarios en las comunidades rebeldes zapatistas (después de tratar de explicarme, inútilmente, el Monarca se resigna y sólo agrega: “Creo que es porque así es nuestro modo, que de por sí es muy otro”).
El papá de la Toñita I (o sea la Toñita Primera-Generación) viene para que yo la mire, porque tiene más de 10 años que la vi por última vez. Diez años no pasan en vano, así que la Toñita I no sólo no me niega un beso, sino que, sin que yo alcance a decir nada, me abraza y me estampa un beso en la acolchada mejilla del pasamontañas y se pone de todos colores (la Toñita I, no el pasamontañas). Yo no digo nada, pero pienso “Mmh, ando mal este año… y eso que no me he quitado el pasamontañas ni para bañarme”.
Entonces la Toñita I saca de una su mochila unas sus botas y se las pone. Yo voy a preguntarle por qué se pone las botas después de caminar descalza seis horas desde su pueblo, en lugar de ponérselas para el camino y quitárselas al llegar, pero la Toñita I se adelanta y me pregunta si puede ir “allá” -y señala para donde están un grupo de insurgentas-. La Toñita I sabe lo que un beso, manque sea sobre el pasamontañas, puede conseguir, así que no espera la respuesta y se va.
Mientras la Toñita I corre a ver si la dejan jugar en el partido de futbol de las insurgentas, su papá me cuenta de su pueblo (al que yo siempre he llamado, cuidando de que nadie me escuche, “Cumbres Borrascosas”). He alcanzado a ver la cicatriz de un rasguño en el brazo izquierdo de la Toñita I, así que le pregunto de eso.
Me cuenta el papá de la Toñita I que un joven del pueblo quería llevársela a la letrina. (Nota: le aclaro al improbable lector de estas líneas que la letrina en algunos pueblos no sólo cumple sus olorosas funciones higiénicas, también suele ser lugar de encuentro de parejas. No son pocos los matrimonios en comunidades que tienen como origen el nada romántico sitio de la letrina. Fin de la Nota.) El caso es que la Toñita I no quiso ir a la letrina. “O sea que no era su gusto”, me confirma su papá. Y entonces el muchacho la quiso obligar y entonces, “como no era su gusto” -reitera su papá-, forcejearon. La Toñita I logró escaparse pero, como luego dicen, se publicó y el asunto llegó a la asamblea del pueblo. Me cuenta su papá de la Toñita I que la querían meter a ella a la cárcel. Yo interrumpo: “¿Pero por qué, si a ella la atacaron y hasta trae rasguñado el brazo?” “Ah, Sup, es que viera cómo quedó el joven… -me dice el papá vídeo that Mujer Hoy made of my look (here). I hope you like it!!!
A strong kiss!
Mink Pink jacket (by The Corner)
Eleven París tshirt (by The Corner)
Zara mini skirt
Zara-, de plano quedó privado, y es que la Toñita es, como luego se dice, muy brava.”
La Toñita I, además de un rostro agraciado, tiene un físico corpulento, o sea que… ¿cómo les explico?, bueno, para que me entiendan sólo les diré que Rolando quiere que juegue de defensa central en la selección zapatista de futbol.
“Pero el equipo de las insurgentas ya está completo”, le digo a Rolando. El sólo agrega: “Acaso es para el equipo de insurgentas, yo la quiero para el equipo de los hombres”. En eso pasan las de sanidad con dos insurgentas bastante golpeadas. La Toñita I está llorando porque por su culpa le marcaron dos penaltis a su equipo. Yo entiendo a Rolando y volteo hacia el papá y le pregunto. “¿No ha dicho la Toñita si quiere ser insurgenta?”
La Toñita I se quitó las botas y las puso en una su mochila. Se va con su papá, caminando descalza.
No tiene mucho que se fue cuando aparece, acompañando a su mamá… la Toñita Segunda-Generación, o sea la Toñita II.
La mamá de la Toñita II, o Segunda Generación, se llama Elena. Es teniente insurgenta de sanidad y cuenta en su haber que en enero de 1994 salvó la vida de varios insurgentes y milicianos que salieron heridos de los combates de Ocosingo. En un más que modesto hospital de campaña, Elena operó heridas de bala y extrajo pedazos de metralla del cuerpo de zapatistas. “Se nos murió un compa”, dijo cuando informó. No mencionó a los más de 30 combatientes, que hoy viven y luchan en estas tierras, a los que salvó.
La Toñita II tiene tres años. “¿O sea que cumplió dos y va para cuatro?”, me adelanto a la explicación de Elena. Ella ríe. Quiero decir, Elena ríe. Porque la Toñita II está pegando unos chillidos dignos de mejor causa. Y es que resulta que, asumiendo mi mirada coqueta (la número 7 de mi exclusivo “catálogo de miradas seductoras”) le pedí un beso. La Toñita II ni siquiera dijo stico. Se va la Erika. Al rato regresa con el uniforme puesto. “¿Adónde vas?”, le pregunto. “Al pueblo”, responde. “Pero, ¿cómo se te ocurre ir de uniforme?, le pregunto/regaño. “Pues así me dijiste”, dice que le dije. Entiendo que es inútil tratar de explicar las cualidades de la ironía sutil, así que sólo ordeno: “No, ponte de civil y quítate esas botas”. Se va. Al rato regresa, con ropa civil… y descalza. Yo suspiré, ¿qué otra cosa podía hacer?
No le crean a la Erika, mi bota no está rota. Está descosida, que no es lo mismo. Además, es un ojillo el que se ha desprendido, y por eso el entrecruce de las agujetas parece sistema político en el neoliberalismo, o sea que es un revoltijo y no se sabe adónde va la derecha y adónde va la izquierda. Le estoy explicando esto a Rolando cuando llega…
La Toñita Primera-Generación, o sea la Toñita I (la del beso negado porque “mucho pica”, la de la tacita rota, la del olote de maíz habilitado como muñeca), tiene ya 15 años. “O sea que cumplió 14 pero entró en 15, o sea que ya va para 16″, me dice su papá, un responsable zapatista de los más antiguos con nosotros.
Yo asiento, sin confesar que nunca he entendido las altas matemáticas que rigen los calendarios en las comunidades rebeldes zapatistas (después de tratar de explicarme, inútilmente, el Monarca se resigna y s“mucho pica” (o sea que no es un versión mejorada), simplemente se echó a llorar con tal vehemencia que ya tiene a su lado a un grupo de insurgentas que le ofrecen caramelos, una bolsita con cara de conejo (aunque a mí me parece que tiene cara de tlacuache -la bolsita, se entiende-), y hasta le están cantando la del chivito, una rola que tiene inusitado éxito entre los niños y niñas zapatistas.
“No te quieren”, me dice, lloviendo sobre mojado, la mayor Irma. Yo respondo: “Bah, está loca por mí”, y hago como que no tengo roto el corazón.
Saliendo de la bodega, Rolando me da una de esas agujas llamadas “capoteras” y un rollo de hilo de nailon.
Ya en la champa de la comandancia general del EZLN dudo…
Si no sé cuál es la velocidad del sueño, tampoco sé si remendarme las botas o el corazón.
(Continuará…)
Desde las montañas del Sureste mexicano.
Subcomandante insurgente Marcos.