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La palabra que distingue a los niños con espíritu de los ...

Por Amparobandera
La palabra que distingue a los niños con espíritu de los otros niños es: “más”. Son niños normales pero más intensos, persistentes, sensibles, perceptivos y se sienten más incómodos con los cambios que los otros niños.
Todos los niños poseen estas características, pero los niños con espíritu lo hacen con mayor profundidad.
¿Por qué niño con espíritu?

Normalmente, la única información que se puede encontrar sobre estos niños, usa palabras como: difícil, carácter fuerte, obstinado, mortal o Daniel el travieso. Es por eso que tenemos la obligación de buscar una palabra mejor para describirlos. Seguramente tu hijo, quien puede volverte loco, posee rasgos en su personalidad que en realidad son fortalezas cuando logras comprenderlas y guiarlas correctamente.
Espíritu: dotado de razón, alma racional, don sobrenatural, ciencia mística, virtud, ánimo, valor, vivacidad, ingenio… principio generador, carácter íntimo, esencia de una cosa. (Diccionario de la lengua española y de nombres propios. Océano)
“Con espíritu” –se siente bien, suena bien, comunica el potencial excitante de estos niños y honestamente captura el reto que enfrentan los padres-. Cuando elegimos ver a nuestros hijos como niños con espíritu, les damos y nos damos a nosotros mismos esperanza. Nos hace ver sus fortalezas más que sus debilidades, nos lleva a entenderlos más que a etiquetarlos.
Características
Cada niño con espíritu es único, aunque existen distintas características en las que “ser más” es muy evidente. No todos los niños tienen todas las características siguientes, pero cada una hace que el niño que la posea destaque de la multitud.
- Intensidad. El niño de voz fuerte, dramático es el más fácil de identificar. No llora… chilla. Es ruidoso cuando juega, cuando se ríe; hasta cuando se está bañando canta con toda la fuerza de sus pulmones.
Pero el niño callado, observador también puede tener espíritu. Asimila cada situación antes de involucrarse, desarrollando una estrategia para cada movimiento, su intensidad es interna, no externa.
No importa como enfoque su intensidad, las reacciones de un niño con espíritu siempre son poderosas. Rara vez es indeciso. Nunca gime, se lamenta. Puede entrar al cuarto sonriendo y riéndose para salir de ahí en 30 segundos irritado. Sus berrinches son penetrantes y largos.
- Persistencia. Si la idea de alguna actividad es importante para él, el niño con espíritu se bloquea. Está comprometido con la actividad, orientado a conseguir esa meta, y no se dará por vencido. Lograr que desista es un gran reto. Le encanta debatir y no tiene miedo de convencer a otros.
- Sensibilidad. El niño con espíritu responde rápidamente a los sonidos, olores, luces, texturas y cambios de humor más leves. Se abruma fácilmente entre las multitudes presa de las sensaciones. Llevarlo al centro comercial, un servicio religioso largo, feria o reunión familiar sin que llore es un logro difícil de alcanzar. Vestirlo puede ser una tortura, una etiqueta o textura rasposa puede hacer que la ropa sea imposible de usar.
- Percepción. Mándalo a su cuarto para que se vista y nunca lo hará. Algo en el camino –tal vez un comercial en la televisión- atraerá su atención y se olvidará de vestirse. Puede tomar 10 minutos llegar desde la casa hasta el coche. Se detienen a ver todo – una mancha en el suelo, una pluma en el nido de un pájaro, el grillo en el jardín...-. Frecuentemente lo acusas de no escucharte.
- Adaptabilidad. El niño con espíritu no se siente cómodo con los cambios. Odia las sorpresas y no cambia fácilmente de una actividad o idea a otra diferente. Si está esperando hot dogs para la cena, que Dios te ayude si se te ocurre sugerir salir a cenar a algún restaurante. Aunque sea su restaurante favorito, seguramente dirá: “No, yo quiero hot dogs”.
Adaptarse al cambio, cualquiera que sea, es difícil: terminar un juego para ir a comer, cambiar la ropa de acuerdo al clima, dormir en casa de la Abuela en lugar de en su casa, subir al coche, salir del coche. Todas estas actividades respresentan un conflicto para los niños que se adaptan lentamente.
Mientras cada niño con espíritu es único, la mayoría son más intensos, sensibles, perceptivos y tienen dificultad para adaptarse a los cambios. Muchos, pero no todos, poseen un “bono” adicional: aspectos de su personalidad que pueden hacer que educarlos sea un reto aún más difícil.
- Regularidad. Averiguar a que hora se va a dormir o van a comer es un acertijo para los padres de niños con espíritu que son irregulares. Parece imposible hacerlos seguir cualquier clase de horario. Una noche de ocho horas continuas de sueño es solo un recuerdo lejano de antes de que naciera.
- Energía. Las historias de padres con hijos con espíritu son sorprendentes. No todos los niños con espíritu son trepadores o saltarines, pero tienen una tendencia a mantenerse ocupados –sacando cosas, explorando y creando proyectos- desde el momento de que se levantan hasta que finalmente se quedan dormidos. Aunque algunas veces los vemos como “salvajes”, su energía normalmente tiene un propósito.
- Primera reacción. Un rápido sobresalto hacia cualquier cosa nueva es típica en muchos niños con espíritu. Cualquier idea, cosa, lugar o persona desconocidas puede representar un firme NO. Necesitan tiempo para entrar en confianza y participar.
- Humor. El mundo es algo serio para el niño con espíritu. Normalmente este niño es analítico, examina sus experiencias, encuentra los defectos y hace sugerencias para cambiar. Sus sonrisas son espaciadas y puede tener tendencia hacia los lloriqueos.
Estas características extras no son comunes en todos los niños con espíritu, pero si tu hijo posee cualquiera de ellas, necesitas ser más emprendedor. No solamente estás viviendo con un niño que es más, sino que enfrentas una vida más exhaustiva con un niño con mucha energía, que requiere menos sueño, expresa una gran resistencia a situaciones y cosas nuevas y comparte menos sonrisas como recompensa. No desesperes, ellos también tienen su potencial.
Todos los niños poseen estas características en cierto grado, pero el factor que distingue a los niños con espíritu es más. No experimentan necesariamente un Déficit de atención e hiperactividad (ADHD). Los niños con ADHD, aunque quieran, no logran enfocar su energía y atención. El comportamiento con espíritu entra en los rangos normales del comportamiento humano.
No estás solo
Parecería que estás solo como padre de un niño con espíritu porque existen muchos consejos que funcionarían para los padres de los otros niños y que en el caso de niños con espíritu no son efectivos. Ignorar los berrinches de tu hijo es ridículo. Tu hijo podría llorar durante una hora porque abriste la puerta cuando él quería hacerlo por si mismo. Enviarlo a su cuarto con “tiempo fuera” tal vez no le importe. No hay forma de distraerlo de algo que quiere.
Platica con otros padres, aprenderás muchas cosas mientras te ríes y te preocupas junto con ellos, apreciarás su forma de ver la vida con espíritu y valorarás su apoyo.
Hay algunas cosas que debes recordar. Son esenciales para vivir con un niño con espíritu y son muy importantes para construir una relación sana con él. Pega esta lista en el refrigerador para esos días difíciles –en los que te sientes solo- y para compartirlos con algún amigo en los días buenos:
- No estás solo. Del 10 al 15% de todos los niños de Estados Unidos entran en la descripción de niños con espíritu. Eso significa que hay millones de padres que entienden los retos a los que te enfrentas. Tu hijo no es un fenómeno. Tú no eres el peor padre del mundo. No eres el único.
- Tu hijo no es un niño con espíritu por tu culpa. Tú solamente eres uno de los factores que influyen en la vida de tu hijo. Tu pareja, otros familiares, maestros, vecinos, amigos, experiencias de la vida y el mundo también contribuyen. Tú haces una gran diferencia, pero no la única.
- Tienes el poder. Tienes información para ayudarte a entender a tu niño con espíritu. Puedes leerla y usarla. Puedes fortalecer los conocimientos que ya tenías y aprender algunos nuevos. Puedes reducir las molestias y vivir en paz con tu niño con espíritu –la mayoría de los días-. Progresar, no perfeccionar es tu meta.
- Tienes permiso de dedicar tiempo a ti mismo. Tus propias necesidades de sueño, tranquilidad, conversaciones ininterrumpidas entre adultos, romance, un baño reparador, una caminata y tiempo de concluir tus propios proyectos son reales y válidas. No eres un mal padre por pedir ayuda a un amigo, contratar una niñera, permitir que otros familiares construyan una relación con tu hijo mientras tomas un descanso. Cuando satisfaces tus necesidades generas energía para satisfacer las necesidades de tu hijo.
- Debes celebrar y disfrutar las delicias de tu hijo con espíritu. Puedes concentrarte en sus fortalezas, apreciar la ternura de su corazón y divertirte con sus historias y locas creaciones. Es correcto decirle cuando está actuando bien, en lugar de cuando lo hace mal; enseñarle la forma correcta de comportarse, en lugar de castigarlo por errores inocentes. Tu niño con espíritu posee rasgos en su personalidad que son valiosos en los adultos. Nunca es demasiado tarde para empezar a proclamar sus virtudes.

Construye las fortalezas

No pongas etiquetas negativas a tus hijos. Las etiquetas afectan la forma en que pensamos, sentimos y actuamos ante un niño con espíritu. Las etiquetas pueden ser devastadoras para los niños a quienes se les aplican y los padres también resienten estos efectos:
· sienten miedo (dime que no lo hice mal… no soy tan mala madre)
· se sienten confundidos (llámale a mi madre, ella crió a 6 hijos, no se como lo hizo, pero también lloró muchas veces)
· sienten resentimiento (¿por qué a mí?)
· se sienten culpables (¿qué estoy haciendo mal?, veo tanto de mi en mi hijo)
· se avergüenzan constantemente (ni si quiera puedo ir a la tienda con este niño intenso y demandante, ¿qué pensarán de mi? Hago lo posible por ignorarlos pero me imagino lo que estarán pensando… ¿qué clase de padre no puede controlar a su hijo en público?)
· se sienten exhaustos (¡5 minutos más y me volveré loca!)
· se sienten furiosos (entre más le doy, más quiere; los otros niños no son tan demandantes ¿porqué el si?)
Estos sentimientos pueden llevarte al error de etiquetar de forma negativa a tus hijos, etiquetas que sobresalten aspectos sin importancia y oculten cosas puras y valiosas.
Si lo que quieres es construir una relación saludable con él, debes poner las etiquetas sobre la mesa, analizarlas minuciosamente y rediseñar aquellas que te hagan sentir mal a ti o a tu hijo; aquellas que nublen tu visión o escondan el potencial que hay dentro.
Encuentra las fortalezas y dales un nombre, por ejemplo con un poco de guía, la agresión puede convertirse en energía para hacerse valer… las posibilidades son ilimitadas.
Mira esta lista:

Etiquetas negativas viejas –vs- Etiquetas nuevas y emocionantes

Para Demandante prueba: Mantiene sus estándares
Para Impredecible prueba: Flexible, solucionador creativo de problemas
Para Gritón prueba: Entusiasta
Para Contestón prueba: Comprometido con sus metas, con opinión propia
Para Terco prueba: Persistente al enfrentar dificultades
Para Inquisitivo prueba: Curioso
Para Salvaje prueba: Con energía
Para Encimoso prueba: Cariñoso
Para Manipulador prueba: Carismático
Para Impaciente prueba: Convincente
Para Ansioso prueba: Cauteloso
Para Explosivo prueba: Dramático
Para Mañoso prueba: Selectivo
Para Quejumbroso prueba: Analítico
Para Distraído prueba: Perceptivo
Aprende a usar las nuevas etiquetas al hablar sobre tu hijo y al disciplinarlo. Se siente bien ser el padre de un niño curioso, comprometido, analítico, perceptivo y carismático. Estas palabras podrían describir al hijo que siempre soñaste tener. Esto también ayudará a que tu hijo construya su propia estima.
Las palabras pueden crear imágenes positivas que ayuden a envolver a nuestros niños en una armadura que los proteja, dándoles la fuerza que necesitan para hacer los cambios necesarios en su comportamiento para que sean aceptados. En otras palabras, los niños que se agradan a si mismos, saben controlar su comportamiento.
No permitas que otros te intimiden con sus etiquetas agresivas. Enséñales a usar palabras que reflejen el potencial de tu hijo al usarlas tu mismo. No tienes que discutir con ellos, solamente tienes que reflejar sus pensamientos en términos positivos.
El temperamento
El estilo preferido para responder, la primera forma natural de reaccionar al mundo de un niño, es lo que llamamos temperamento.
El temperamento implica un rango de características que incluyen no solo el nivel típico de energía, también la rapidez para ajustarse a nuevas situaciones, la intensidad de nuestras emociones, nuestra sensibilidad a sonidos, paisajes, olores, sentimientos y más. A un niño que es activo no solamente le gusta moverse, sino que necesita moverse. Las señales del temperamento de los niños los hacen actuar en una forma determinada, de acuerdo a una necesidad interna y real. Los niños nacen con un temperamento determinado, pero esto no quiere decir que sea rígido y no pueda cambiarse. Puede modificarse de acuerdo a la forma en la que es manejado, estos niños son capaces de estilizar su energía de forma diferente aunque siempre serán activos.
Como padre, tú no puedes escoger el temperamento de tu hijo, pero si puedes marcar una diferencia. Depende de ti ayudar a tu hijo a entender su temperamento, sobresaltar sus fortalezas y darle la guía que necesita para expresarse adecuadamente. Adaptando tus técnicas para educar a tu hijo de acuerdo a su temperamento y estilo, lo puedes ayudar a convivir con otros ya a ser todo lo que quiera llegar a ser. Si menosprecias su energía o su temperamento, es como si le dijeras “no seas quien eres”.
Entiende que tu hijo no hace lo que hace para molestarte, tiene una razón para hacerlo, necesita moverse o necesita más tiempo para adaptarse al cambio. Te aseguro que no podrás creer cuanto empiezas a disfrutar a tu hijo al dejar de pelear con él todo el tiempo.
Identificar las características del temperamento de tu hijo, te ayudará a entender lo que pasa en su interior y así entender sus reacciones ante el mundo y el porque reacciona así. Una vez que entiendas las razones detrás de sus respuestas, aprenderás a trabajar con ellas, disminuir las tormentas, enseñarle nuevos comportamientos cuando lo requiera y lo más importante, ayudarás a tu hijo a entenderse y a gustarse a si mismo.
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Raising your spirited child
A guide for parents whose child is more intense, sensistive, perceptive, persistent, energetic
Aut. Mary Sheedy Kurcinka
Ed. Harper Perennial – Harper Collins Publishers
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