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La palabra y su significación
Toda palabra tiene un significante (forma) y un significado (contenido). La semántica estudia el significado de las palabras a través de los siglos hasta llegar a la actualidad. ¿Sabes que hay vocablos que hoy significan algo muy distinto que, por ejemplo, en la edad media? ¿Se te ocurre por qué puede ocurrir esto?
SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO Cada palabra está compuesta por una serie de fonemas que podemos articular y escribir, es el significante; por ejemplo, perro: /p/ + /e/ + /rr/ + /o/. En nuestra mente asociamos estos fonemas con un concepto, que es su significado: perro, 'mamífero doméstico de cuatro patas, con gran olfato y muy leal al hombre'. Cuando percibimos a través de los sentidos una idea o realidad (referente), la relacionamos inmediatamente con su significado, y este, con el significante que le asigna el idioma en el que nos expresamos. Así, si vemos un dálmata, un pequinés o un caniche, los asociamos con el concepto y el significante de perro. La relación entre el significante y el significado es arbitraria, es decir: no hay nada en /p/ + /e/ + /rr/ + /o/ que obligue a esta serie de fonemas a significar el concepto de ‘perro’; y al revés. La prueba es que /d/ + /o/ + /g/ expresa exactamente el mismo concepto en lengua inglesa. Si los hablantes de español nos pusiéramos de acuerdo en que /p/ + /e/ + /rr/ + /o/ pase a significar otra cosa (por ejemplo, ‘gato’), y en que ‘perro’ se diga de otra forma en español (por ejemplo, /d/ + /o/ + /g/ + /o/), no tardaríamos mucho en acostumbrarnos; y los que menos notarían el cambio serían los perros. El lingüista o estudioso de la lengua Ferdinand de Saussure fue el primero en formular esta ‘arbitrariedad del signo’ al observar que, de hecho, las palabras cambian de significante y de significado, sin que ello altere en nada el objeto.
EL CAMPO SEMÁNTICO Agrupamos semánticamente las palabras por los rasgos comunes que nos permiten relacionarlas, pero las distinguimos por sus rasgos diferenciales. A estos rasgos los llamamos semas. Casa, piso, choza, chabola... tienen en común que cobijan a las personas; pero su tamaño, que habite en ellas una o varias familias, su situación, etc., las hace diferentes. Las palabras que se relacionan entre sí por su significado forman un campo semántico; en el ejemplo anterior, el de la ’vivienda’.
EVOLUCIÓN DE LAS PALABRAS Las palabras acompañan al hombre y evolucionan con la sociedad que las utiliza. Si la primera lengua que se habló en el mundo no hubiera variado, todos hablaríamos el mismo idioma y tendríamos el mismo número de palabras para denominar idénticos conceptos. Sin embargo, no ocurre así. Para nombrar un concepto, una lengua puede tener un solo significante, y otra, cuatro o cinco. Por el contrario, un mismo significante puede tener en un idioma un solo significado, y en otro, varios. Cuando una sociedad da mucha importancia a algo, lo nombra de muchas maneras, mientras que si no lo considera esencial se conforma con una sola. ¿Por qué cambian de significante o de significado algunas palabras? Estos cambios se pueden producir por motivos diversos; estos son algunos de ellos: · Por razones históricas: si un objeto o concepto desaparece, su significante puede dejar de usarse o pasar a denominar otro significado nuevo; por ejemplo, el alcohol, en la edad media, era una especie de rímel que dejó de emplearse; hoy es un desinfectante o un componente de algunas bebidas. · Puede ocurrir que tomemos el significante de una palabra para referirnos al significado de otra al establecer entre ellas una relación; es lo que ocurre cuando decimos de una persona que es un cerdo (en sentido negativo) o que es un cielo (en sentido positivo). · En ocasiones, evitamos el uso de una palabra, para no herir los sentimientos de alguien o por ser poco adecuada, y la cambiamos por otra u otras: en lugar de sirvienta o criada, utilizamos empleada doméstica; en vez de retrete, preferimos servicio o aseo. Naturalmente, esto solo cambia el significante, no el significado y menos la realidad.
PALABRAS MONOSÉMICAS Y PALABRAS POLISÉMICAS Una palabra es monosémica si su significante tiene un solo significado:
Junio: sexto mes del año. Una palabra es polisémica si tiene varios significados relacionados entre sí; por ejemplo, as significa: · Antigua moneda romana que valía una libra. · El número uno de los palos de la baraja. · Punto único señalado en una cara del dado. · Quien destaca sobremanera en algo.
HOMÓNIMOS, SINÓNIMOS Y ANTÓNIMOS Dos o más palabras son homónimas cuando, teniendo distinto origen, coinciden por su evolución en su sonido (homófonas) o su escritura (homógrafas), pero significan cosas diferentes: · Vaca: hembra del toro. Baca: portaequipaje de la parte superior de un coche. · Carpa: pez. Carpa: gajo de uvas. Carpa: toldo que cubre el circo. Dos o más palabras son sinónimas si, aun teniendo matices diferentes, significan lo mismo: torero, diestro, espada, lidiador, matador. Dos palabras son antónimas si tienen significados contrarios, aunque entre ellos pueda haber una gradación: blanco-negro, simpático-antipático.