Uno tiende a identificar las Islas Canarias con Tenerife y Las Palmas como asocia Madrid a la Puerta del Sol o el Bernabéu. Sin embargo, tan madrileños son Navacerrada y Alcorcón como canarias son las islas de El Hierro o La Palma.
En la primera de ellas estuvimos en Navidades y, como ya dije, me gustó mucho, podría decirse que, hasta ahora, de las islas que he visitado El Hierro es la que más me ha impresionado por su paisaje idílico, mágico y digno de todo tipo de recomendación.
Estos días nos ha tocado visitar La Palma, y aunque esta isla no se lleva en mi opinión 'la palma' en el Top 7, merece un lugar destacado. Por algo la llaman 'la isla bonita'.
Bosque en el norte de La Palma (Foto: Auro)
En primer lugar, conviene destacar lo abrupto de su terreno, nada que nos sorprenda a estas alturas, aunque disfruta de algunas diferencias en relación a otras islas que conviene destacar. Una amiga nuestra (Diana) nos había dicho que La Palma es una suerte de Tenerife en miniatura, no le falta razón, en parte.
Caldera de Taburiente (Foto: Auro)
Porque si el centro de Tenerife está presidido por el majestuoso Teide y sus paisajes lunares, en el centro de La Palma se eleva la impresionante Caldera de Taburiente, un lugar desde el que uno puede olvidarse del resto del mundo.
Desde el Roque de los Muchachos, a más de 2.400 metros de altura, resulta espectacular contemplar las nubes bajo nuestros pies, rodeadas por cuatro paredes en forma de montañas formando un espectacular paisaje que aquí se conoce como 'mar de nubes'. Sin duda alguna, sólo esas vistas ya justifican el viaje.
Plataneras en Punta de Tijarafe (Foto: Auro)
Pero aún hay más: cientos de hectáreas de plataneras, acantilados imposibles, recónditas pero espectaculares playas de arena volcánica e incluso cetáceos de los que uno puede disfrutar tomando alguno de los barcos ofertados en el puerto de Tazacorte.
Cueva de los Piratas (Foto: Auro)
En el sur se sucede una cadena de volcanes que bien merece ser visitada, mientras que el sureste y el suroeste son los espacios reservados para el turismo de sol y playa. En el norte... kilómetros y kilómetros de carreteras imposibles, bosques de pinos y verde, mucho verde. Bien podría decirse que es lo más parecido que he visto en mi vida a Galicia o Asturias.
Volcán de Teneguía (Foto: Auro)
Y me dejo para el final la capital, Santa Cruz de La Palma, una ciudad maravillosa, con edificios de estilo colonial decimonónico perfectamente conservados, cuidados, adornados por preciosos mantos tradicionales (esto se debió a que hemos visitado la ciudad durante las fiestas de la Bajada de la Virgen, un acontecimiento que tiene lugar cada cinco años y que moviliza a toda la isla en torno a su capital).
Santa Cruz de La Palma (Foto: Auro)
Los aborígenes alcanzan el orgasmo con la susodicha Bajada de la Virgen (no tuvimos el placer de contemplarla) y con el baile de los Enanos (esto sí lo vimos y resulta curioso, no es nada del otro mundo, pero entiendo que las tradiciones levantan tales pasiones que muchos vecinos de la isla son capaces de guardar cola durante horas para disfrutar en la calle del baile de estos simpáticos danzarines).
Colas para ver danzar a los Enanos en la calle (Foto: Auro)
Además, La Palma cuenta con otros muchos atractivos... pero esos quedan para la curiosidad de todo aquél que se aventure a visitarla.
Baile de los Enanos (Foto: Auro)