Revista Opinión
Algunos tratan de eximir al PSOE de la tremenda responsabilidad que ha acumulado en el deterioro institucional de este país atribuyendo a la inocencia adanista de su Secretario General y actual Presidente del Gobierno el resultado de su fracaso gubernamental, al cambio climático de la economía internacional, o incluso, a la derecha de Mariano Rajoy, que desde hace años no mueve una pestaña, esperando que se caigan por sí mismos, el origen de nuestros males. Si por ellos fuera, recobraban la Santa Inquisición y volvíamos a tener brujas y brujos que nos echaron mal de ojo, como principales responsables de lo ocurrido.
Todavía seguimos esperando que los humildes socialistas, los de la paz y el amor, los defensores de la alegría que han hundido este país para décadas, tras el despilfarro y la corrupción que han ejercido de forma inane, aprovechando la coyuntura para hacerse ricos a costa del erario público (casos Bono, Blanco, Chaves, etc.), nos pidan disculpas a los españoles por su falta de honestidad, por su egoísmo y por sus mentiras continuadas (pleno empleo, no hay crisis, etc.), pero nada, ellos siguen inasequibles al desaliento, como si el país se hubiera hundido solo y no gracias a ellos. En realidad, cada día hay más españoles que pensamos sino habrá sido de una forma intencionada, para crear futuros votantes de su partido, entre los indignados, nuevos parados, pobres e ignorantes que han cultivado, con su esfuerzo durante los últimos siete años.
En cualquier país serio, habría manifestaciones todos los días exigiendo la disolución del PSOE y el juicio de todos aquellos que han utilizado su posición de poder para abusar de la ley y aprovecharse de los ciudadanos, pero en España la justicia está tan politizada y abducida por la política, que eso resulta prácticamente imposible, y mucho menos con la reclamación inexistente del principal partido de la oposición.
Y qué decir de los medios de comunicación, que cuando se ha detectado un caso de corrupción, una afrenta a la democracia, un desliz institucional o un atentado a la Constitución, orientan la atención de los ciudadanos hacia el color de las bragas de cualquier princesa del pueblo que se precie o la orientación sexual de los peregrinos del Camino de Santiago, para que la opinión pública no se detenga en la magnitud de la afrenta política a los ciudadanos.
El ejercicio de la política en España se ha convertido en la mejor salida profesional, ya ni ser controlador aéreo o dentista ofrece tantas ventajas: buenos sueldos, pocas exigencias, nada de objetivos, poco trabajo, todo pagado en los desplazamientos y buenas jubilaciones y por supuesto, nada de curriculum vitae ni otras tonterías, o de experiencias demostradas, eso queda para “los curritos” con tener carnet del partido y haber hecho de lameculos de los que designan los cargos, es suficiente. Y cuando no les llega el presupuesto, suben los impuestos, que para eso pueden, los impuestos que pagamos los demás, por supuesto. Y lo que vale para el PSOE, vale para el PP, no se crean ustedes, que a lo de vivir a costa de los demás sin escrúpulo alguno y sin vergüenza alguna, se aprende pronto.
La gente se pregunta qué ha pasado en este país, ahora que se han hecho manifiestas las consecuencias de tener a unos impresentables en el poder, pues muy sencillo, estamos gobernados y opositados, es decir, representados públicamente por lo peor de nuestra sociedad, que se ha afincado en el poder y ha convertido España en su coto particular y a los ciudadanos españoles en súbditos de su estupidez.
Hasta que no nos quitemos de encima al elenco que nos representa, esta obra de teatro está condenada a concluir en tragedia. Quedan muy escasas soluciones desde la política, relacionadas con las excepciones, que las hay, pero todas pasan por hacer un cambio radical de nuestra Constitución, no un maquillaje de compromiso, que impida que una situación como la que estamos viviendo se vuelva a repetir, y no creo que ni en el PP, ni en el PSOE, ni los nacionalistas que han sido los más beneficiados de los gobiernos de Zapatero, estén por la labor, así que una de dos, o hacemos una revolución y cuanto antes mejor, o erradicamos del poder a todos los que nos han estafado, y no rendirán cuentas ante nadie, porque la justicia española y los medios de comunicación se han convertido en sus principales instrumentos, buscando alguna alternativa coherente para que nos representen políticamente.
La estupidez de los españoles como pueblo se medirá en las elecciones generales del 20-N, por la suma de votos que obtengan el PSOE, PP y nacionalistas, que han tenido representación en la pasada legislatura y han permitido que el PSOE haya destruido la existencia de bienestar general de los ciudadanos de este país, los que han logrado, defendiendo el progreso, que retrocedamos más de veinte años, hasta la época en que Felipe González dejó arruinada España.
Publicado por Esveritate
Colabora Enrique Suárez
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