Todos
somos capaces de ajustar el tiempo a un sistema de unidades
temporales estándar: minutos, horas, días. A pesar de la
efectividad de este sistema, todavía hay una gran diferencia en la
forma en que percibimos el paso del tiempo. En otras palabras, la
complejidad de la situación determina la percepcion del Tiempo. Cada
minuto contiene 60 segundos y cada día contiene 24 horas. Sin
embargo, las unidades temporales estándar varían en la densidad de
la experiencia humana y el volumen de información objetiva y
subjetiva que llevan. Por lo tanto, la respuesta a esta paradoja
radica en la forma inusual de nuestras circunstancias. De ello se
deduce, entonces, que el tiempo parece pasar rápidamente cuando la
densidad de la experiencia por unidad temporal estándar es
anormalmente bajo. La erosión de la memoria episódica es el segundo
estado general que hace que el tiempo pase con rapidez. En
condiciones normales, 10 minutos, medido por un reloj también se
siente como 10 minutos. Somos capaces de hacer esto porque no hay
coherencia en nuestras experiencias del día a día una consistencia
que se produce por los patrones repetitivos y predecibles de la
sociedad. Sólo algo que altera la rutina reducirá la densidad de la
experiencia por unidad temporal estándar, que nos deja con la
impresión de que el tiempo ha pasado volando. Del mismo modo,un
incidente discordante que se apodera de nuestra atencion al instante
llena cada unidad temporal estándar con la experiencia de uno mismo
y de la situación, lo que hace que parezca como que todo pasa en
camara lenta.