La parentela del presidente

Recientemente, los chilenos hemos vuelto a ser testigos de una grave falta de respeto, o mejor dicho, una burla hacia cada uno de nosotros.

El cargo de «presidente de la república», independiente del status que otorga a quién lleve la banda presidencial,  es un trabajo,  como cualquier otro trabajo, con la única diferencia que no es elegido por una entidad en particular, sino que por el pueblo, por ende el elegido, quien a su vez voluntariamente se ofreció para tan importante misión, debe cumplir toda y cada una de las obligaciones y por supuesto, respetar cada uno de los protocolos que el cargo exige.

Lamentablemente hasta hoy, en Chile no existe algún protocolo que exija y regule quienes deban integrar las delegaciones que acompañen a los presidentes en sus giras internacionales, PERO, independiente de ello y sólo enfocándose en dos puntos importantes, como lo es primero, el haber sido opositor a los  gobiernos anteriores en donde el actual gobierno hizo duras críticas acerca de los viajes internacionales que se realizó, los que más que giras de estado parecían vacaciones familiares y lo segundo y más importante a mi juicio, es el sentido común.

Ningún trabajador dependiente, por más alto que sea su cargo, si es enviado en misión de trabajo al extranjero irá con su grupo familiar, porque va en una misión para su empresa, en este caso para el Estado, que es en definitiva su jefe y cada ciudadano de este país conforma el Estado de Chile.

Independiente que los dineros con que se pagaron el viaje los familiares hayan sido o sean propios, igual mira poco ético, como algo fuera de lógica y que muchas personas creyeron que ya no sucedería más.

Mira tan feo como aquel empleado de un parque de diversiones, que una vez al mes llevaba a sus hijos allí mientras él hacía su trabajo, hasta que su jefe le dijo, estás trabajando, no puedes traer a los niños en tus horas laborales, puedes hacerlo en tus días libres.

En resumen, a ningún trabajador en Chile, se le permite llevar a sus hijos al trabajo, ni siquiera a aquellas mujeres que muchas veces no tienen con quién dejarlos.