Tras el nacimiento de su hijo, parece que Robbie, un joven sin trabajo, está dispuesto a sentar la cabeza y a darle a la criatura una vida muy distinta a la suya. En un cursillo de formación al que asiste, un profesor inicia a sus alumnos en el arte de paladear whisky. Robbie descubre entonces que posee un talento excepcional como degustador y muy pronto es capaz de identificar los destilados más caros y selectos.