Revista Cultura y Ocio

La parte recordada

Publicado el 13 enero 2020 por Aurisecular

LA PARTE RECORDADA

El último libro de incluye casi toda su obra literaria. De vez en cuando Historia Argentina se asoma a la trama para que ni el lector, ni él mismo puedan olvidar un país que ha experimentado cambios constantes en su estructura o modo de vida aunque conserva la base de su identidad.

El último libro de Rodrigo Fresán es la tercera parte de una trilogía que, en la suma de sus títulos presenta todo lo que un escritor nos puede, o nos quiere, contar. He leído La parte recordada y su autor demuestra, a lo largo de casi ochocientas páginas, la importancia, la necesidad del recuerdo individual pues, aunque existe la memoria colectiva, indispensable para seguir caminando como sociedad, las evocaciones personales de nuestros recuerdos, soñados o inventados, son absolutamente necesarias para formar la personalidad.

LA PARTE RECORDADA

Fresán no busca en la memoria verdades eternas, simplemente transcribe una verdad que relaciona los sentidos con la experiencia, aunque nunca sepamos si esa experiencia es fruto de lo sobrellevado o lo leído. De hecho, los sentidos nos aportan sentimientos cuando estamos ante una película, un libro, una pintura, una música... Todo evoca en nosotros diferentes sensaciones; unas van cambiando con el paso del tiempo, otras, las que no podemos olvidar, nos marcan de manera obsesiva, de ahí que las caídas desde un avión (o con él) aparezcan en todas sus variedades para que seamos conscientes de la oscuridad que puede albergar el hombre , de las conductas irracionales que nos definen. Para afianzar esta aserción utiliza una técnica compleja, casi surrealista, a veces incoherente, a veces lenta por tanta repetición, con términos antitéticos que se adivinan posibles, con oxímoron que refuerzan su propia confusión, con mezclas de idiomas, sobre todo español-inglés, que delatan las consecuencias de la globalización, con guiños a otras artes y otros autores que rubrican el caos que puede albergar nuestra mente.

No cabe duda de que esta técnica consigue, en ocasiones, una exasperante lectura; una vez creemos entender a quién está homenajeando o quién es objeto de reprobación, perdemos el hilo de la reflexión porque circulan al mismo tiempo la escritura obsoleta de Europa, los programas literarios sin substancia, el idioma ¿compartido? entre españoles y latinoamericanos, la amistad interesada entre escritores de ambos continentes, el poder de las editoriales, los premios cuyo principal valor es el económico, la condición inmortal de algunos escritores, "Y así hasta de nuevo -una vez por, por las décadas de las décadas, amén- volver a comulgar. Todos juntos, en ambas orillas, aullando bajo la carpa circense rebosante de fenómenos de feria, un "Gabba Gabba Hey! We accept you! We accept you! One of Us! One of Us" convertido en "¡Gabo Gabo Hey!"".

Pero al mismo tiempo que nos sentimos desbordados por la información, fruto de esta era vertiginosa, entendemos ese caos. Solo hay que saber estructurarlo e introducir los recuerdos relacionados con sueños e invenciones en habitaciones separadas, que sin embargo forman parte de ese palacio que preside nuestro cerebro. Sin él no seríamos nada. Y Fresán no sería escritor. "Y está tan cansado y se siente tan solo, it's been a long, long, long time y cómo es que lo ha perdido a ese largo tiempo y ahora es hora de decir buenas noches, buenas noches a todos, todos y en todas partes, buenas noches [...] The Beatles dijeron adiós a sus conciertos mientras que él vino a decirle hola a su desconcierto".

El protagonista intenta escribir un libro donde poner en orden sus ideas, reflexiones que son inquietudes martirizadoras, como "El padre de Nabokov lanzado hacia arriba y apareciendo y desapareciendo en el marco de la ventana y contemplado por su pequeño hijo. El hombre subiendo y bajando, en un "pasmoso ejemplo de levitación", una y otra vez, con las manos cruzadas sobre el pecho hasta que, de pronto, ya no estaba vivo y es un muerto".

LA PARTE RECORDADA

Si podemos vivir sin advertir la existencia objetiva es porque cada uno tenemos la nuestra propia, formada por la multitud de presentes que vivimos, incluyendo los pasados que transformamos en presente al recordarlos, incluyendo los futuros soñados que vivimos en el presente. Y esto lo consigue Rodrigo Fresán, y nos lo dice, "su sueño se había cumplido: ya no había diferencia perceptible entre lo recordado con exactitud y lo exactamente creado [...] Por fin y en principio, nada siendo todo".

Leer La parte recordada es como estar ante un tratado completo de escritura, literatura, música, cine y filosofía. Hay que leerlo despacio porque cada afirmación contiene, o no, un dato real que forma parte del sueño, del recuerdo o de la memoria, y hay que buscarlo, investigarlo por si acaso, Esto es lo que pide Fresán al lector:

7) Debe tener imaginación

9) Debe tener un diccionario

10) Debe tener sentido artístico

"...un avión grande que los devolvió al parque de desatracciones que era su casa. Y así Penélope y él dejaron los mundos del ayer y del mañana y regresaron al mundo de hoy, de entonces" .


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