El Sorolla danés: Peder Severin Krøyer
Marie, que posa en varias de las pinturas de Krøyer, es considerada como “la mujer más bella de Europa”. Junto con su hija Vibeke experimentan todo lo mejor que ofrece la vida: Viajes, fiestas, champán y lujo. Sin embargo, esto es sólo la apariencia superficial, en realidad la vida que Marie está viviendo es un infierno: Krøyer sufre depresión maníaca y demencia producida por la sífilis. Puede cambiar en un instante de ser alegre y optimista, a ser un monstruo demoníaco con espuma en la boca, que no respeta barreras ni siquiera en su relación con su mujer y su hija.En realidad Peder Severin había conocido mucho tiempo antes a Marie, cuando ella posó para un cuadro suyo, precisamente el llamado “A dúo” de 1874 en el que aparece sentada a la izquierda luciendo un vestido rojo:
El cuadro había sido un encargo del industrial de tabaco Heinrich Hirschsprung, un millonario filántropo que desde que Peder tuvo 20 años fue su amigo, protector y mecenas. Fué él quien le presentó a Marie, una joven pintora con mucho desparpajo y proveniente de buena familia. El mismo Hirschsprung, parece formar parte del cuadro como el figurante del fondo, pero por si acaso no lo fuera, aquí le tenemos en un gran retrato que le hizo Peder:
Poco después de llegar a París, sola, en diciembre de 1888, (lo que era una osada aventura para una respetable joven de aquellos tiempos), Marie se encontró con Peder en un café frecuentado por artistas nórdicos. Su belleza ya tenía abrumado a Krøyer quién fijó su atención obsesivamente en ella y, bueno, trás un tórrido romance, varias veces, la pareja se casó el 23 de julio 1889 en la casa de la familia Triepke en Augsburgo, Alemania, pais de origen de los Triepke y donde se habían visto obligados a regresar en 1888 a causa de la pérdida de empleo de Max, padre de Marie, que había sido director técnico de la empresa Telares J. H. Rubens.
Desde 1877 a 1881, Krøyer viaja por toda Europa, desarrollando sus habilidades pictóricas. En París realiza estudios en la academia de León Bonnat, aunque sin duda es influido por los impresionistas más importantes de la época: Sisley, Renoir, Degas, Monet y Manet, pero a pesar de todo su pintura no es abiertamente impresionista entobces. Durante toda esta época Hirschsprung le ofrece apoyo financiero para sus viajes y sus clases.
Destaco estas “Gitanas de Granada” por la influencia que ejercieron sobre el pintor los artistas españoles, en especial Sorolla a quien conoció personalmente, aunque durante este periplo suyo por el sur de Europa econtraremos otras obras muy destacables de fuerte componente costumbrista, como estos “Trabajadores ilalianos” que también nos muestra el encanto que se encontraba en aquellos tiempos viajando por los paises del Mediterraneo.
Pero volvamos a las frías tierras del norte y centrémonos en la historia de amor de esta pareja, que es la excusa que os he prometido contar para enseñaros la obra de este loco genial. Peder vuelve a Dinamarca en 1882 y se va a vivir a Copenhague, como los ricos, donde tiene su estudio y comienza a hacerse famosillo gracias a los contactos de su benefactor. Comienza entonces a pasar los veranos en Skagen, que es una península que está en lo más alto del mapa danés (y que se pronuncia ‘Skain’) donde, precisamente por la latitud extrema, existen unos efectos de luz demasiados prolongados, lo que permite realizar las obras grandes ‘in situ’ y desarrollar así la tendencia impresionista de la ‘pintura alla prima’, así que va prolongando sus estancias en el pueblecito de pescadores durante los meses de invierno con la intención de acabar las obras iniciadas. Y es entonces cuando su pincel comienza a contarnos maravillas de las playas desiertas bajo la boreal luz azul.
Y cuando nuestro pintor comienza a ser considerado como uno de los tres grandes pintores daneses del momento, junto a Kristian Zahrtmann y Theodor Esbern Philipsen, de quienes ya encontraremos ocasión de hablar. Hasta la pequeña península de Skagen comienzan a llegar los encargos de grandes retratos y, lo que es mejor, también comienzan a frecuentarle otros amigos artistas que se asientan formando un círculo cultural en torno a Peder, y que con el tiempo llegarán a tener cierta influencia en a cultura de Dinamarca.
No solo por las vistas de bellas damas vestidas de blanco paseando por las playas, mantenemos que la influencia de Sorolla sobre Kroyer es algo más que evidente y poco destacado en la historia de la pintura. Kroyer pinta escenas de pescadores, retratos de encargo y aún (y siempre) continúa plasmando en sus lienzos la bella estampa de Marie, de quien sigue profundamente enamorado. Ella, embarazada de su hija Vibeke, ha dejado un poco de lado la pintura, pero se ha centrado en la decoración de su casa, terreno en el que tuvo tanto éxito, o más que en el arte pictórico, de manera muy paralela a lo que vimos que les sucedió a los suecos Carl y Karim Larsson
Peder vive su pintura de manera muy intensa, sigue saliendo a pintar a la playa con grandes lienzos a la manera que le enseñó Sorolla, pero se compró una cámara fotográfica en 1885 y no se resiste a hacer experimentos con ella, inicialmente en retratos, pues evita así eternas sesiones de posado de los hombres importantes y muy atareados que le proporcionan su sustento económico, pero luego esos experimetos ‘contaminan’ otro tipo de obras. Y son esos experimentos, como luego hemos podido comprobar, los que han costado muchos disgustos a un gran número de pintores, no solo por su ‘falta de honestidad’ sino por la influencia de la visión monocular, del encuadre fotográfico y del efecto de profundidad de campo en la pintura copiada de la fotografía.
A medida que pasa el tiempo el caracter de Peder se va enrareciendo, las temporadas en la capital se acortan y en la playa se alargan, y lo que en principio eran meras extravagancias de un pintor con potentísimas influencias de la bohemia, se van convirtiendo en estallidos de mal carácter que enfrían el amor de Marie por su marido. Ella retoma la pintura y deja, de buena gana, que Peder se vaya a la playa mientras hace algunos viajes al extranjero. El, cada vez más centrado en su pintura y en su cerrado círculo de amigos, va consolidando su aislamiento a principios del nuevo siglo XX, cuando comienzan a manifestarse los primeros síntomas de un desequilibrio mental severo.
El grupo de amigos estaba formado por intelectuales bastante notables, por ejemplo solían aparecer los escritores Holger Drachmann, Georg Brandes, Hans Christian Andersen y Henrik Pontoppidan, los artistas Alfvén, Christian Krohg, Michael Ancher y Anna Ancher, y los compositores Carl Nielsen y Hugo Alfvén. A menudo se les unían en la zona del Hotel Brøndum, que todavía hoy está activo. Pero las depresiones de Peder se fueron acentuando y además en el año 1900 le diagnosticaron sífilis, lo cual no significa obligatoriamente que fuera infiel a Marie, dado que esta enfermedad puede contagiarse sin la práctica de relaciones sexuales.
La salud de Peder se deterioró drásticamente. Debía permanecer ingresado largas tempordas en hospitales y mientras Marie continuaba con su vida de artista y madre. Aunque hoy sus acuarelas son muy valoradas y pueden verse en el Museo de Skagen, la más importante tarea artística de Marie durante aquellos años se centró en el diseño de los refinados interiores de las varias casas que ella y Krøyer tenían en propiedad. Ella se inspiró en el entonces de moda movimiento Arts and Crafts . Sus diseños de los muebles sería utilizado por Ulrik Plesner, un destacado arquitecto de la época, y varias de sus piezas originales se exhiben en el Museo Nacional. Muchos de sus amigos en los círculos de ricos, influyentes y de moda la contrataron para su asesoramiento en el diseño del interior de sus hogares.
Los cinco primeros años del siglo XX fueron una suplicia para la pareja. La locura de Peder se hizo insostenible y se negaba a separarse de Marie, por más que ella le pedía constantemente el divorcio. Tras una visita a Taormina, Sicilia, en 1902 seenamoró de Hugo Alfvén , el compositor sueco, el hombre que llegaría a ser su futuro esposo. Ambos vivieron una profunda historia de amor y no se separaban ni cuando estaban en la casa de Marie y Peder en Skagen, a pesar de lo cual Krøyer se mostraba reacio a divorciarse de ella. Finalmente sucumbió cuando María quedó embarazada de un niño de Hugo, y su divorcio se produjo en 1905.
Krøyer falleció en 1909 con 58 años después de pasar 10 años enfermo, pero en especial los últimos cinco con una terrible agonía. Fue de un hospital a otro y al final la enfermedad afectó también a su equilibrio mental y a su visión, acabó totalmente ciego. A pesar de eso realizó varios cuadros con ceguera parcial y al final de sus días, bromeaba con que su misión mejoraraba con la pérdida del ojo que por el que aún veía.
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