- Marina Muñoz Cervera -
Este tubérculo comestible se ha ganado el lugar más preciado entre los alimentos energéticos por su alto en contenido almidones digeribles.
A diferencia de otras hortalizas, se incluye dentro del grupo del arroz, pasta, cereales, pan, etc. y de la misma forma que los alimentos anteriormente mencionados, nos proporciona energía duradera.
Tiene una gran ventaja respecto de los demás y es su baja carga glucémica, debido, en gran parte, a su riqueza nutricional.
Está incluida dentro de la familia “Solanaceae” y la planta que la produce se conoce como “Solanum tuberosum”.
En ocasiones, ha gozado de la misma mala fama que el resto de los glúcidos o carbohidratos, y se ha excluido y se excluye de la alimentación porque supuestamente engorda, no obstante, es necesario dejar claro que eso es totalmente incierto. Sin energía glucídica nuestro organismo busca como fuente de energía a la grasas y eso puede descompensar nuestro metabolismo.
La OMS y FAO dejan bien claro que la mejor fuente energética para nuestro organismo son los glúcidos o carbohidratos en la proporción del 55% del total calórico diario, y dentro de este porcentaje, la energía en forma de azúcares simples no debe superar un 10%. Sin perder de vista la carga glúcemica y sabiendo comerlos es la forma de aporte energético más fisiológica (saludable) para nuestro organismo, dentro de una alimentación equilibrada.
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