La paz

La primera imagen recoge la instantánea de dos jóvenes descansando a la orilla de un lago, en alemania. La segunda es el aspecto que presenta una calle en Siria, donde se libra a día de hoy una cruel guerra civil. La tercera recoge el estado en el que queda un edificio tras un atentado en Pakistan.

Hace poco tiempo señalábamos lo lejos que queda Sudán. Tanto como Siria, como Pakistan, y como tantos países del tercer mundo en los que la violencia, el hambre, la demagogia política, la incultura o todo ello debidamente mezclado, son el pan nuestro de cada día, mientras los viejos habitantes de esta no menos vieja Europa occidental disfrutamos la democracia, con sus defectos, el bienestar y los derechos sociales, la sanidad, el acceso a la cultura y, sobre todo, la paz. Donde no se mate jamás a los niños, como cantaba un célebre grupo inglés en su último trabajo. No somos progresistas por repartir el 0.7% de nuestra riqueza, ni lo contrario por no hacerlo. La solidaridad no se puede tener solamente con quienes pagan impuestos.