A propósito de la renovación del decreto Obama, en el que nos vuelven a declarar por noveno año consecutivo una “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos” se hace necesario reflexionar el contenido y alcance de esa “amenaza” que constituimos los venezolanos para el imperio gringo.
La doctrina Monroe ha definido la política exterior de EEUU durante 200 años convirtiendo a toda Latinoamérica en el patio trasero de la White House y se venía ejecutando cómodamente en Venezuela hasta la llegada de la Revolución Bolivariana. Esta doctrina se vendió como un manifiesto dirigido a proteger a la América de invasiones europeas, pero la verdad quedó en evidencia: marcaba una política exterior expansionista, guerrerista y neocolonizadora que derogaba toda posibilidad de los pueblos para autodeterminarse.
En Venezuela, los partidos tradicionales, puntofijistas, mantuvieron gobiernos acordes a la “política exterior” de EEUU: entreguistas, favorables a élites económicas internacionales con relaciones de subordinación y explotación del pueblo, era el comportamiento perfecto para considerarnos unos buenos “demócratas liberales”, aliados inocuos a su seguridad nacional.
Los venezolanos nos convertimos en una amenaza cuando decidimos liberarnos del nuevo yugo imperial y tomar por las riendas nuestros caminos. Elegimos a Hugo Chávez como el líder que convirtió en realidad la autodeterminación y justicia social. Tener control de nuestros recursos, dar educación, vivienda y salud gratuita, la seguridad social y un liderazgo fuerte en la región fueron razones para iniciar la política de agresión más brutal y sostenida sobre Venezuela.
El presidente Nicolás Maduro no ha ejercido ni un solo año de gobierno libre de amenazas y sanciones. Las políticas inclusivas que empoderan al pueblo: la señora Carmen, jefa de calle, el señor Juan, encargado del Clap, Elena con su emprendimiento, son considerados una amenaza para el país que más intervenciones militares, magnicidios y guerras han promovido y ejecutado en el mundo, por eso hoy vuelven a ratificarnos 930 medidas de castigo colectivo sólo por el hecho de vivir en paz y no doblegarnos a sus caprichos, por eso: la paz es la verdadera amenaza para la guerra. El 28 de julio venceremos.