Nuestro Corazón nos está enviando señales continuamente a través de nuestras emociones pero no siempre somos conscientes de ellas porque estamos más pendientes de ir hacia aquello que nos puede aportar una aparente seguridad, estabilidad (económica, sentimental, laboral..) que de quedarnos con lo que de verdad nos apetece, nos gusta, nos ilusiona, nos hace vibrar, nos apasiona, nos divierte, nos descubre, nos enseña, nos hace peligrar nuestra comodidad, nuestro confort y nos ayuda a desprendernos de nuestras caretas.
Es arriesgado para la mente el Camino del Corazón porque implica saltar a un vacío desconocido, vivir muy presente el día a día porque el mañana deja de existir y del ayer ni te acuerdas, soltar el control, la planificación y la estrategia, enfrentarte a todos los miedos que habitan en tu interior haciéndote su amiga, caminando con ellos de la mano hasta que confíen en ti y se hagan uno contigo, abrirte a sentir vulnerabilidad, frustración, perdición, impotencia, soledad, incomprensión, rechazo e impaciencia. Implica desnudarte de todos los trajes que te han abrigado hasta el momento y que ya te quedan pequeños. Implica volver a nacer. Implica dejar de tener y empezar a SER.
Es un camino sin destino, sin meta, sin misión, sin un sentido al que aferrarse más que el ir segundo a segundo conociéndote, observándote, sintiéndote para vivir la vida que A TI te hace feliz. Y cada instante, cada momento es único e irrepetible. Lo que hoy me resuena mañana ya no lo hace y es necesario saber dejar volar lo que no te pertenece, lo que ya no ES y desapegarte del resultado, de la creencia de que hay un Fin exclusivo que “tenemos que” alcanzar sí o sí.
Cada amanecer, cada Ahora, es una vida nueva, llena de oportunidades, de infinitas experiencias entre las que poder elegir las que más acorde son a nuestra frecuencia, las que más nos hacen latir. Lo que nos impide sentirlo de esta manera es nuestra forma de pensar y de interpretar la realidad.
El único motivo por el que no seguimos a nuestro Corazón es porque no nos atrevemos. Las demás excusas son ramificaciones de ésta. Es una decisión que tomamos igual de respetable que todas. No tenemos por qué hacerlo. Cada uno es libre de hacer con su vida lo que quiera.
Cuando me hice consciente de mi gran mentira fui incapaz de seguir manteniéndola en pie y “me escogí a mí”. Al principio cuesta “salirse de la norma”, del rebaño. No por los demás, sino por todos esos pensamientos con los que tu mente intenta “reconducirte” y con los que tienes que lidiar dejándolos pasar, no creyéndotelos y siguiendo hacia adelante. Parece que es FUERA quién nos pone la zancadilla, pero siempre es DENTRO, somos nosotros los únicos que nos engañamos, que nos boicoteamos para quedarnos “en lo bueno conocido”. No hay culpables, hay un único responsable, tanto de si nos echamos para atrás como si mantenemos nuestro Norte. Y eres tú mismo, nadie ni nada más.
A medida que voy abriendo mi Corazón, la empatía con la que nací (ese don tan bello al que tanto miedo he tenido) se va intensificando. Puedo Sentir con mucha más claridad todas las energías que me rodean (y las que no, también…). Y por energía hablo de los pensamientos, de las emociones, de los sentimientos y otros que no sé cómo clasificar, tanto míos como de los demás. Este cambio de Sentir que voy teniendo, que estoy experimentando, me desconcierta muchas veces y es difícil de asimilar porque VES todas las mentiras, sientes toda la tristeza, los miedos, la rabia, la ira, el sufrimiento, la preocupación, todo el Sentir del otro, hasta del que ni él mismo es consciente, en tu propia carne, como si fuera tuyo.
Y no es fácil lidiar con eso porque es un continuo equilibrarte, un continuo reconocer qué es lo que viene de ti y qué es lo que se ha quedado en ti que no te pertenece. De ahí la necesidad de pasar tiempo a solas conmigo, de “retirarme” a un lugar en el que pueda desconectar del exterior para “limpiarme”, para escucharme, para sentirme. Soy como una esponja absorbiendo todas las emociones con las que entro en contacto y que si no “hago mis parones para sacarlas” se me van acumulando hasta que me pierdo en ellas. Y de ahí también mi “selectividad” con mis amistades, trabajos, parejas y demás. No puedo ni quiero pasar mi tiempo con personas o lugares que desprenden negatividad, queja, pesimismo, victimismo, deshonestidad, falsedad etc porque todo eso “me lo trago con patatas” y me dejan K.O. No es porque me crea mejor que nadie, sino por el simple hecho de cuidar mi salud física, mental, emocional y espiritual.
Es un gran aprendizaje para respetar, aceptar, fluir, tolerar y permitir que el otro sea como es y tú, como eres. Si no, no podría convivir con una humanidad, una sociedad que aún le queda mucho para ser auténtica, transparente, honesta y real (yo incluida). De igual modo, también siento todo el Amor, la alegría, la paz, la belleza, la luz que hay a mi alrededor, en los seres humanos, los animales, los alimentos, la naturaleza, las palabras, las voces, las pieles, las casas, los minerales, las lunas y los soles.
De ahí también, mi transformación alimentaria pasando a ser más vegana que vegetariana. No es un tema de creencias “espirituales” ni porque me haya dejado de gustar la carne, los huevos, el queso, la cocacola, el alcohol o la leche sino porque mi cuerpo ha ido rechazando estos productos (me dan asco ahora) y la conexión que he ido adquiriendo, cada vez más fuerte, con los animales “no me permite” comerlos. Yo no veo comida en el plato, veo a un ser vivo igual que yo, que mis padres, que mi hermana, que mi sobrina, ahí listo, troceado, al que le han quitado la vida para que yo me alimente. ¿Te comerías a tu perro o a tu gato? ¿Por qué? Esa respuesta es la misma que me hace a mí tampoco hacerlo sin necesidad de haber tenido una “relación” con él.
Para los que no son “como yo” (altamente sensibles nos llaman) es complicado de entender pero es muy importante para nosotros que respeten nuestros espacios, nuestra libertad, nuestros tiempos de soledad porque no lo hacemos por “amor al arte” (que en mi caso a veces también porque disfruto mucho de mí) sino por una necesidad de que tu energía se ponga en su lugar y desprenderte de lo que no es tuyo. Si no lo hacemos, todos esos sentires se quedan en nosotros pululando por nuestro interior, desconcertándonos y desequilibrándonos.
El Camino del Corazón es muy hermoso y no hay un sentir más pleno que el de ser uno mismo y el de saber que por muy osadas que sean tus decisiones jamás te arrepentirás de ellas porque te habrás sido siempre fiel a ti, y ahí no caben los errores ni las equivocaciones.
Cuando tengas dudas, imagínate las diferentes opciones que te planeas y vívelas “mentalmente”. La PAZ será la señal que te envíe tu Alma para que sepas cuál es “la correcta”.
El único lugar al que llegar es al AMOR que ya eres y que cada vez irás sintiendo un poquito más. Mientras, durante, disfruta del juego, de la Vida que todo lo contiene porque todo lo ES.
Cuanto más te sigas a ti, menos necesitarás seguir a los demás.
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