Ya he escrito alguna vez sobre la fauna marroquí extinta, tema que me apasiona, ya que no hace mucho aún podía disfrutarse de una mezcla espectacular de animales en nuestro país vecino, una fauna compuesta de: leopardos, leones, cocodrilos, diversos antílopes…y osos, de los que hoy hablo.Hasta he hecho una colaboración con la web amiga ” Los porqués de la naturaleza” sobre este tema de la fauna norteafricana.
En efecto, hasta el siglo XIX también había osos en Marruecos, y también fue el hombre europeo el que los aniquiló por puro entretenimiento. Cuando uno se dispone a buscar información sobre estos temas todo escasea bastante, y más en castellano. La verdad es que es un campo muy desconocido, igual que nuestra propia fauna extinta recientemente, todo hay que decirlo, y me resulta extraño porque me parece un asunto la mar de interesante.
El del oso es un caso más de ” uy, casi”. Tan solo unas cuantas decisiones sabias, una labor proteccionista mínima, y aún contaríamos con este y otros muchos animales entre el Mediterráneo y el Sáhara. Claro que en aquellos tiempos aún no existía la conservación organizada; juzgar a ojos de hoy hechos de hace un siglo es una tarea injusta e inutil, esto pasó así y ya como mucho lo que podemos hacer es tomar ejemplo para no repetir los mismos errores y reintroducir aquello que sea posible. El oso norteafricano sobrevivió hasta finales del siglo XIX, era un animal bastante diferente del oso europeo, de menor tamaño y con la coloración curiosa, muy oscuro por el dorso y con partes rojizas en el vientre y patas (según las descripciones que dejaron los franceses durante el Protectorado). Tenían una cabeza más redondeada, al tener el cráneo más corto que el oso pardo europeo. Quizás estas sean sus dos adaptaciones más dignas de mención, aunque como ya no nos quedan, tampoco se pueden estudiar, de hecho la descripción de la especie se hizo a partir de un ejemplar cautivo en Francia. La distribución era desde la costa atlántica marroquí hasta alguna zona norteña de Libia, la zona influenciada por el Mediterráneo.
Se trataba del único oso presente en tiempos recientes en África, otro gran mamífero a sumar a su lista maravillosa de grandes animales que este continente atesora. Hay escépticos respecto a las extinciones actuales, que afirman que solo se extinguen especies, no grupos taxónomicos mayores… pues esta, a nivel africano, supuso la pérdida de una familia, lo cual no es cualquier tonteria.
Justo aquí abajo se puede ver una comparativa entre el oso pardo europeo y el oso africano:
Su origen sigue envuelto en dudas. Para algunos serían una mezcla de osos ibéricos que cruzaron el Estrecho de Gibraltar a nado cuando ambos márgenes estaban más próximos, con osos que llegaron atravesando la península del Sinaí . Ocuparían buena parte del norte de África cruzándose en Marruecos, donde solaparon sus poblaciones, a lo que se sumó el posterior acantonamiento tras secarse buena parte de Libia y Egipto. Para otros simplemente individuos que llegaron de Oriente Próximo.
Como soñar es gratis y a la gente suele gustarle darle al coco, algunos afirman que para resucitar y reintroducir a estos osos valdría con cruzar un oso pardo ibérico de tamaño pequeño dentro de los existentes con algún oso sirio de iguales características.