La pérdida en situación de cuarentena
La pérdida de un ser querido puede suponer la mayor de las tristezas, más aún la pérdida en una situación de cuarentena. Un dolor profundo que se queda anclado en el corazón como mil cuchillos clavados en él. Supone que esa persona con la que habíamos compartido tantos momentos, a veces incluso una vida, ya no volvamos a verla más, ni escuchemos su voz, su risa, sus quejas. No podremos volver a sentir su abrazo o un beso cuando creemos que ya no podemos más. Tenemos la sensación de que todo tiempo pasado con esa persona fue poco. Todo ello nos puede provocar un duelo patológico que no sepamos afrontar.
Despedir a nuestros seres queridos
Cuando decimos adiós a un hermano o un amigo, perdemos a nuestro confidente, quien sacaba tiempo para nosotros cuando ni nosotros lo hacíamos.
Cuando perdemos a nuestra pareja, perdemos a nuestro mejor amigo, el compañero con el que habíamos decidido compartir nuestra vida. Quien era testigo de todos los pequeños detalles. Quien prometía dar importancia y fijarse en todo aquello que formara parte de nuestra vida. Nuestro amor.
Al decir adiós a un padre o una madre, muere nuestra sensación de seguridad. Se crea un vacío que no se llena con nada, vivimos la mayor de las soledades. Quien te quería incondicionalmente, fueras quien fueras, hicieras lo que hicieras. Dicen que lo más doloroso es no tener a tus padres para consolarte en tus peores momentos. Pero lo que más echamos en falta es no tener a quien de verdad se emocionaba por todo lo bueno que pudiera ocurrirnos. Pensamos “y ahora ¿quién va a alegrarse de verdad de lo que me pase?”. Nunca dejamos de necesitar a un padre o una madre, solo aprendemos a vivir como adultos sin ellos.
Cuando muere un hijo/a la realidad es que muere un poco nuestra esperanza en este mundo, comprendemos que la muerte no entiende de justicia.
Cuando decimos adiós a un abuelo/a perdemos a nuestro segundo padre o madre. Quien se desvivía por nuestra felicidad y se enfrentaba a cualquiera que nos hiciera daño. Para quien siempre éramos sus niños a los que cuidar.
La pérdida y el paso del tiempo
Cuando perdemos a alguien, el tiempo es a la vez nuestro mayor enemigo porque tememos al olvido, y nuestro mayor aliado porque mitiga el sufrimiento. Hay pérdidas que no dejan de dolernos nunca, sin embargo, el tiempo nos ofrece la oportunidad de mantener vivos los recuerdos. Ese miedo a olvidar no es más que el temor a que se disipen los recuerdos, pero os aseguro que a quien de verdad hemos querido no deja de estar con nosotros si permanece en nuestra mente a través de los recuerdos. Al principio dolorosos y luego pasan a convertirse en nuestra forma de sentir a esa persona con nosotros, pasen los años que pasen desde su pérdida.
¿En qué consiste el duelo?
El proceso de duelo consiste en una serie de cambios, tanto a nivel emocional (tristeza, ira, sentimientos de vacío, de abandono, de desorientación vital…), como a nivel conductual (pérdida del apetito, problemas para dormir, llanto, ataques de ira, retraimiento social...) ante la pérdida de un ser querido. Es una reacción natural, normal y esperable en estas situaciones.
Además, es absolutamente necesario, ya que es un tiempo en el que se produce la adaptación para reorganizar nuestra vida sin la persona a la que hemos perdido. Sin embargo, resulta ser un acontecimiento vital muy estresante. De las soledades más pasmosas que podemos vivir es aquella que nos deja el ser querido que se nos murió. El proceso de duelo adaptativo dura entre 6 meses y dos años, y esta variación se produce dependiendo de los apoyos psicológicos que tenga la persona, es decir, cuantos más apoyos (familia, amigos, terapia, actividades,…) más corto es el proceso.
Etapas del duelo adaptativo
Negación: Cuando al sentir la muerte como algo injusto optamos por negar lo ocurrido. Los seres humanos estamos diseñados para protegernos de las cosas malas. En este caso nuestro, para protegernos del dolor. El sentimiento extraño de no poder volver a ver o a estar junto a su ser querido hace que pueda llegar a sentir que se trata de una pesadilla o que es algo temporal.
Rabia: cuando la pérdida es evidente y una realidad. La ira puede ir dirigida hacia el ser que ha fallecido, familiar, amigo e incluso hacia uno mismo. El dolor es tan grande que podemos llegar a cuestionarnos el porqué de la existencia, la religión, sus creencias, etc.
Tristeza: la persona empieza a aceptar la situación a través de sentimientos de tristeza, incertidumbre, vacío, dolor, impotencia, irritabilidad y miedo. Además, suele haber una sensación de que esto durará para siempre, aunque no sea cierto.
Aceptación: aceptar esa pérdida, comprendiéndola y entendiéndola como parte de la vida. Pueden hacerse reflexiones sobre el sentido de la vida y la aceptación de una vida sin la persona fallecida, de forma que pueda adaptarse mejor.
Sin embargo, la situación actual que nos encontramos ante el confinamiento por el COVID-19 nos impide hacer una despedida para poder llevar a cabo un proceso de duelo adaptativo como el que comentamos. No pueden realizarse velatorios ni funerales, y en los entierros sólo pueden estar los familiares más allegados. Si ya la muerte de un ser querido es dolorosa, imaginaros como puede ser decir adiós en completa soledad.
¿Qué ocurre si la pérdida ocurre en situación de cuarentena? ¿Cómo podemos afrontar la muerte de un ser querido cuando no hemos tenido tiempo de prepararnos para ello? ¿Qué ocurre cuando no puedo despedirme de la persona amada?
Poder decir adiós a nuestros seres queridos simbólicamente ejerce una función de gran importancia en el proceso de aceptación de la pérdida y en el avance de las distintas etapas del duelo. Llevar a cabo rituales como un velatorio, funeral, cremación o entierro nos permiten decir adiós a esa persona y así expresar nuestros sentimientos hacia ella.
Si, como está ocurriendo con la cuarentena en la que nos encontramos en la actualidad, tampoco es posible por ahora realizar una despedida o ritual simbólico que nos permita avanzar de un modo sano y adaptativo, nos ponemos en riesgo de padecer un duelo patológico con el tiempo. Este consiste en que, habiendo pasado un año o más desde la pérdida, sentimos que no hemos avanzado nada en la superación y/o asimilación de la pérdida. Continuamos sin aceptar el dolor y todas esas emociones que nos generan malestar al recordar la pérdida. No hemos experimentado realmente las sensaciones y emociones que tuvimos que haber sentido en su momento o por lo menos no lo hicimos con su verdadera intensidad.
Además, puede ocurrir que, después de un tiempo ante algún acontecimiento desagradable (como vivir otra pérdida, ruptura sentimental, cese de trabajo, etc.) la persona experimenta con intensidad los síntomas del duelo y se abre nuevamente la herida que no estaba aún cicatrizada. En otras ocasiones, la persona no es consciente de que la pérdida que experimentó no ha sido superada, por lo que comienza a sufrir una serie de síntomas físicos o a realizar conductas que le generan dificultades y que anteriormente no hacía (síntomas físicos como tics nerviosos, dolores de cabeza y/o musculares, síntomas similares a los que padecía su ser querido antes de morir, etc. también puede comenzar a desarrollar algunos trastornos como ansiedad, depresivos, alimentarios, etc.)
Cómo despedirnos de la persona amada
Debido a la crisis sanitaria actual que nos está tocando vivir por el Covid-19, son muchas las familias que están enfrentándose al duro proceso de pérdida de un ser querido en situación de cuarentena , sin poder realizar el ritual de despedida. Lo cual se añade al hecho de que no hay fase de preparación, no se ha podido acompañar a la persona en el proceso previo al fallecimiento. Esto genera un profundo dolor y dificulta avanzar en las etapas necesarias de adaptación del duelo. En estos casos, desde Psicólogos Málaga PsicoAbreu os recomendamos el realizar una despedida simbólica alternativa, ya que resultará terapéutico y os prevendrá de padecer un duelo patológico en el futuro. Esto pueden ser escribir una carta, encender una vela y decir unas palabras de despedida, crear un altar con una foto y velarlo.
En todo caso, sabemos lo duro y complicado que es vivir un proceso de duelo y pérdida en situación de cuarentena. Recordad que PsicoAbreu está a vuestra disposición con sus psicólogos online para acompañaros en estos momentos difíciles y no dudéis en solicitar nuestra ayuda profesional si sospecháis de la posibilidad de un duelo patológico y complicado. Juntos somos más fuertes.
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