Revista Opinión

La Perfección como Realidad.

Publicado el 25 junio 2019 por Carlosgu82

Las ideas a presentar en éste artículo están bastante relacionadas a las de mi artículo anterior “Los Valores como Guía”. No creo que sea totalmente necesario leer primero uno y después el otro, pero sí creo que colabora para tener una mejor comprensión general de ambos.

En ésta ocasión deseo tratar de una concepción de la perfección mucho más procesual que resultadista. El enfoque no está en lo que se logra, el producto, ni en lo que falta o falla. Lo central es el Intento como actividad necesaria, justa y suficiente. La intencionalidad es el primer elemento de la fórmula que indica el movimiento deliberado en una dirección determinada.

La Perfección como Realidad.

Éxitos y Fracasos son poco más que los nombres que damos a nuestras experiencias…

Los resultados también tienen cierta importancia. Ya sean positivos o negativos, siempre nos resultarán estimulantes. No por ello hemos de embriagarnos con el éxtasis del éxito ni con el tormento del fracaso. A lo que apunto es justamente a la limitación de ver todo en términos de éxito o de fracaso, desconsiderando los matices y el proceso en sí que llevó a ellos.

Es posible abarcar y sentir plenamente el estímulo que traen consigo los resultados para, a su vez, trascenderlos y empoderar el valor que el intento honesto siempre trae consigo. El punto está en dar a los resultados una valoración adecuada, ni menor ni mayor a lo que merecen. Al mismo tiempo, busco remarcar la importancia de centrarnos en los significativos intentos que realizamos. Veamos nuestro acto de Intentar como una parte de nuestra preciosa naturaleza.

Teniendo en cuenta el aspecto procesual de la realidad, si concebimos a la perfección como un proceso, por ende, también sería un elemento intrínseco de la realidad. El intento es el primer paso del proceso de perfección, así como el elemento que asegura la manifestación de la misma independientemente del resto de factores involucrados.

La Perfección como Realidad.

Toda experiencia es simplemente el potencial comienzo de un aprendizaje…

En mi artículo anterior sobre los Valores como Guía, expresé como todo bien  puede ser considerado como algo valioso y significativo, es decir, un Valor Personal. Así mismo, toda intencionalidad persigue algún objetivo percibido como un bien, que nos beneficiará, reforzará, nutrirá. Es por ello que toda acción que realizamos es un intento de manifestar concretamente nuestros valores profundos.

Los valores representan ideales abstractos, por lo que su manifestación concreta en la realidad llegará a será a ser naturalmente parcial. Así, una expectativa sana, tanto idealista como realista, implica aceptar los Resultados Parciales. Podemos repetir los intentos, añadiendo resultados parciales que vayan haciendo realidad nuestros sueños más preciados de forma gradual o procesual.

Con lo anterior pasamos a la noción del Esfuerzo como repetición de intentos. La palabra nos dice que es un acto forzado, implica poner de nuestra fuerza para persistir ante las adversidades. Aunque no es algo forzado en el sentido de “ir contra-corriente”, sino en el sentido de dedicarnos honestamente a cumplir con aquello que valoramos desde nuestra naturaleza íntima.

La Perfección como Realidad.

Como inevitables proveedoras de posibles aprendizajes, toda experiencia es perfecta…

Con ello, tenemos ante nosotros un concepto de una Perfección Accesible y Real:
Es así como se puede apreciar la belleza, el sentido y la plenitud que conlleva el dedicarse comprometidamente a los propios valores en un intento de manifestarlos tanto como se pueda, incluso sí se logra únicamente en un nivel mínimo o parcial.

La Perfección es simplemente el intento honesto de manifestar nuestros valores más preciados en nuestras vidas. Ni más, ni menos. Una cualidad inherente que ya poseemos desde nuestra manifestación en el plano terrenal. Es la fórmula que expongo en mi definición, la que veo repetirse espontánea y continuamente en las vidas de los seres humanos.

Cabe agregar que Todo Intento es Perfecto porque conlleva la oportunidad inevitable de realizar algún aprendizaje. Si queremos verlo de un modo más resultadista, podemos hacerlo desde dicha perspectiva. La perfección de toda experiencia radica en que siempre nos brinda la oportunidad de desplegar un potencial aprendizaje. Es así como podemos apreciar perfectamente que aprender está inevitablemente incorporado en la misma naturaleza humana.

La Perfección como Realidad.

Por ello, se puede apreciar toda vivencia más allá de los resultados que represente…

La cuestión no es si la realidad es o no perfecta. La cuestión pasa a ser si somos o no conscientes de y valorativos para con su perfección. Porque una vez que realizamos el esfuerzo por hacer consciente la perfección natural de todo lo que nos rodea, sólo queda sentirse agradecido, bendecido, contenido por toda la maravilla a nuestro alrededor en nuestra vida cotidiana. Claro que no todo lo que nos rodea son maravillas, pero no por eso cabe ignorar el continuo flujo de gracia a nuestro alrededor.

Comprendo que posiblemente mi visión de lo que es la perfección puede ser bastante impopular. Simplemente, si a alguien le resuena o la comparte mínimamente, me agradará saberlo. Del mismo modo siempre se aprecia también la expresión de opiniones que no necesariamente coincidan. Si, llegado el caso, estas palabras sirviesen como apoyo para el desarrollo de alguien ya sería todo lo que podría pedir.

La Perfección como Realidad.

Así, es desde el Intento que podemos sumergirnos en el perfecto proceso de vivir con plenitud.

“Confío en la Evolución Humana y deseo todo aquello que sea necesario para la misma. Así mismo, espero ser un agente activo en su proceder tanto como esté dentro de mis posibilidades. Es por ello que espero que estas palabras sean útiles para el desarrollo de quien se tome el tiempo de leerlas”.

Exequiel I. Galeano.


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