Pocas personas pueden decir que no han sufrido algún tipo de problema o trastorno durante el proceso de la digestión. Estas molestias pueden ser muy variadas, de índole muy diversa, desde el más simple dolor abdominal, hasta la terrible sensación de ardor o acidez, pasando por periodos más o menos acentuados de estreñimiento o diarrea ocasional.
Todos estos síntomas pueden presentarse cuando se produce la ingesta de determinados alimentos que, simplemente, no sientan bien a nuestro organismo, aunque no lo sepamos a ciencia cierta. Esa reacción negativa de nuestro organismo ante determinado alimento puede deberse, indudablemente, a algún tipo de alergia o intolerancia. Sin embargo, lo más frecuente es que padezcamos de otra dolencia diferente a las anteriores. Se trata de aquello que los especialistas denominan inflamación alimentaria.
Los problemas de confundir la inflamación alimentaria con la intolerancia a los alimentos
Esa confusión resulta bastante frecuente a la hora de establecer un diagnóstico. Sin embargo, solamente están reconocidos, desde el punto de vista médico, dos tipos auténticos de intolerancia a los alimentos, en el caso del gluten y la lactosa. Desde ese punto de vista, podemos afirmar que la reacción negativa frente a otro tipo de alimentos, entra en la categoría de inflamación alimentaria.
El diagnóstico erróneo produce una serie de perjuicios, ya que cuando nos encontramos ante uno de estos casos, la confusión hace que excluyamos de forma radical dicho alimento de la dieta. Esa medida redunda en la eliminación de una dieta variada y saludable.
Así, según los especialistas en la materia, entender el problema es vital para afrontarlo con las mejores perspectivas de salud, ya que, al contrario de lo que ocurre frente a los alimentos que producen una verdadera alergia o intolerancia, es posible reeducar al organismo para que vuelva a ingerir esos nutrientes que, simplemente, sientan mal.
Ante todo esto se nos presenta una solución óptima, que nos permite no excluir de forma innecesaria esos alimentos. Se trata de la elaboración de una dieta personalizada capaz de introducir de forma gradual los alimentos que producen todos los síntomas de una inflamación alimentaria. Por eso, resulta tan importante saber distinguir a la hora de llevar a cabo el diagnóstico.