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En un artículo sobre el fenómeno del envejecimiento en Uruguay y las posibilidades que se abren para la llamada Economía Plateada, revisamos las causas y algunos de los desafíos que emergen del mismo.
Una pregunta que surge en consecuencia, es qué podemos esperar en la perspectiva del consumo energético y uso de la energía de estos «nuevos» sectores. ¿Será que cambiarán los patrones históricos? ¿Qué oportunidades se abren o se cierran?
Para esto nos interiorizaremos de dos fenómenos que caracterizan el envejecimiento poblacional: uno es el aumento del número de hogares y otro es el cambio en el patrón de consumo de energía al aumentar la edad de la/el jefa/e de esos hogares.
El aumento del número de hogares
Es un fenómeno que se da prácticamente en todo el mundo y tiene varias causas, como la disminución del número de hijos por mujer, el aumento de ingreso per cápita y una consuetudinaria reticencia a convivir con la suegra… Y corresponde decir que actualmente también reticencia de la suegra a convivir con la familia de sus descendientes.
Si repasamos la evolución de la estructura de los hogares en Estados Unidos por número de integrantes, surge que desde los años 70 al presente, la proporción de hogares unipersonales se ha incrementado de 18% a 29%, mientras que se ha reducido la proporción de los hogares de cuatro y más integrantes de 35% a 21%.
Fuente: US Census Bureau 2022
Según datos recientes, más de 8 de cada 10 personas mayores de 65 años en ese país viven solas o en pareja, mientras que el 60% de los adultos de hasta 25 años viven solos o con compañeros de habitación (no relacionados familiarmente ni en pareja).
Y antes de que pensemos que lo anterior corresponde a un país desarrollado, con una crisis de estructura familiar, podemos ver que la situación no es tan distinta en Uruguay, en particular en lo relacionado a los hogares unipersonales.
Fuente: Publicación Tendencias demográficas de la población uruguaya, OPP 2016
El fenómeno de más y más personas viviendo solas o de a dos es el que causa un aumento en el número de hogares, aunque la población total esté estancada. Si por un momento repasamos mentalmente la estructura familiar del hogar de personas cercanas a quienes conocemos, nos daremos cuenta que una elevada proporción viven en este tipo de hogares, incluso en edades de 30, 40 y 50 años.
Arquitectos y empresarios de la construcción y bienes raíces lo tienen claro; cada vez hay más demanda de vivienda para núcleos familiares más reducidos.
El consumo energético de esta estructura de hogares
¿En qué se diferencian las viviendas que albergan estos distintos tipos de hogares? Es claro que los hogares unipersonales en su mayoría son de superficie más reducida que los hogares para mayor número de integrantes y, por lo tanto, el tipo de equipamiento necesario para darles confort es diferente.
Por ejemplo, la forma de calefaccionar una casa de tres dormitorios es muy distinta de la de un apartamento de un dormitorio. Es probable que la casa tenga una combinación de sistemas de calefacción, entre ellos un hogar a leña, estufa de supergás, junto con algún equipo de aire acondicionado en los dormitorios. En comparación, el apartamento con menor superficie y mejor aislación térmica es probable que se incline por una solución única como estufa eléctrica o aire acondicionado, ambos en base a electricidad. En el segundo caso, aunque el costo por unidad de calor sea eventualmente mayor, el monto total es bajo y tiene ventajas de ser más limpio y sencillo en su uso.
Por lo tanto, un aumento del número de hogares unipersonales podría llevar a aumentar el consumo global de energía comparado con el de hogares de varios integrantes ya que hay costos energéticos «fijos» como iluminación, cocción o refrigeración de alimentos.
Pero por otro, estos hogares se vuelcan en mayor medida al consumo de electricidad en detrimento del consumo de combustibles y leña, lo cual incrementa la eficiencia con que se consume la energía. En la gráfica vemos que el consumo residencial per cápita de electricidad no cesa de aumentar en Uruguay, mientras que los derivados del petróleo (supergás, queroseno, gasoil) y aún hasta la leña van perdiendo terreno.
En cuanto al consumo residencial per cápita, en la gráfica desde 1965, se ve estancado hasta aproximadamente 2005 en que comienza a incrementarse. Es posible que entre otros factores influya el efecto de mayor número de hogares.
El perfil de consumo según la edad de los integrantes del hogar
A medida que transcurre nuestra vida, naturalmente van cambiando nuestras actividades. Una persona en edad de estudiar o trabajar o trasladar a sus hijos menores, probablemente tenga mayor necesidad de transporte que una persona jubilada. El siguiente perfil de demanda de transporte corresponde a Estados Unidos, pero sin duda no es exclusivo de ese país.
Fuente: https://www.fhwa.dot.gov/policy/otps/TPS_2020_Trends_Report.pdf
El estancamiento en la demanda de movilidad en automóviles en los países desarrollados debido al envejecimiento poblacional es algo que se viene proyectando hace años. La pandemia y la salida de la misma modificaron a corto plazo este patrón, pero es probable que retome su curso, porque las tendencias demográficas mandan, como nos enseñan los expertos y son extremadamente difíciles de revertir aún a largo plazo. Y por si nos preguntamos qué efectos tendrán en el futuro los autos que conduzcan en forma autónoma… no, tampoco se espera que cambien la tendencia.
A su vez. por estar más tiempo en casa y por eventualmente limitaciones físicas, el consumo de calefacción se va incrementando a lo largo de la vida. En un estudio realizado en Estados Unidos se concluye que la demanda energética del hogar aumenta entre la edad de 30 a 50 del jefe/a de hogar. Sobre los 60 a 70 años el consumo se estabiliza y las personas de más de 70 años incrementan su consumo, básicamente de calefacción. Lo mismo se encuentra en el patrón de consumo de otros países donde se han realizado estudios similares.
En resumen, en cuanto a la energía…
De lo anterior concluimos que la energía eléctrica es el vector energético claramente ganador en la Economía Plateada. Los hogares de las personas mayores consumirán más servicios de calefacción en base a la electricidad que cuando eran más jóvenes. Relacionado con eso, probablemente consumirán mayor cantidad de energía eléctrica en todo tipo de electrodomésticos, dispositivos electrónicos y hasta automatizaciones en la domótica.
Las tecnologías introducidas en el marco de la transición energética en el sector residencial como las bombas de calor y las mejoras de aislación térmica (ventanas de pvc con doble panel de vidrio) también se alinean con lo anterior.
Con respecto a la demanda de movilidad, o sea la distancia (en km) recorrida por persona por año, se prevé que para este sector se estanque e incluso disminuya. Esto impactará en el mismo sentido en la demanda de automóviles personales y dará más sentido al uso compartido como viajes en taxi o aplicaciones.
En cuanto al consumo global, se espera un similar consumo residencial, producto de una mayor cantidad de hogares pero utilizando la energía en forma más eficiente, y menor demanda de vectores energéticos para transporte personal. Más confort residencial y menos movilidad son los dos ejes en los que se centrará este fenómeno del envejecimiento.
Por: Ventura Croce. Ingeniera química que se desempeña en el sector energético desde hace 30 años. Es docente y ha brindado conferencias sobre industria de petróleo, sus perspectivas y la transición energética. Escribe artículos sobre estos temas en su perfil LinkedIn.
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