La pertinaz nomeconstancia

La constancia es una virtud entendida como perseverancia, lo contrario de la misma es la inconstancia, definida como la falta de ésta. Pero asistimos al nacimiento de un nuevo concepto que no tiene nada que ver con esto, es la nomeconstancia, estado por el que las cosas que se descubren nunca constan para los que deberían estar al tanto. La nomeconstacia es como una incompetencia sin responsabilidad alguna; que alguien cometió un delito, ahí está la nomeconstancia para eludir cualquier responsabilidad.
Y el espectáculo es asombroso, a nadie de quienes debían constar las actividades del tesorero de un partido moviendo millones por cuentas ocultas en el extranjero le constaba nada. Ni siquiera les constaba que le vieran todos los días paseando por la sede del partido hasta hace unos días, ni que le pagasen 200.000 euros al año cuando ya no tenía presuntamente relación alguna con el mismo. La nomeconstancia suele ir acompañada de la amnesia sobre la persona de la que no consta nada, ni siquiera se acuerdan del nombre y pasan a llamar a cada uno de los que van apareciendo en las noticias "ese señor".
Al principio resultó ser uno sólo, se podía solucionar con "ese señor no me consta que fuera ni conocido y mucho menos lo que pudiera hacer". Pero a medida que va rodando la pelota judicial empiezan a aparecer en escena otros imputados y cada uno sucesivamente va perdiendo el nombre pasando a ser un ejemplar más de "ese señor que no me consta".
Pues publica la prensa que el señor que no consta se fue al notario con la lista de los movimientos de dinero desde 1994, cosa que tampoco le constaba a nadie hasta que le constó al notario, que supuestamente ha dado fe de la veracidad de lo presentado por ese señor que no consta a ninguno de los que le han tratado durante tres décadas como dirigente de tanta confianza como para que manejase todo el dinero que fluía hacia el partido.
Si fuese uno o un par de casos de nomeconstancia de ese señor de turno la cosa sería absolutamente increíble, el problema es que en el caso por el que se investigaron las cuentas del señor nomeconsta, hay como cien imputados más. Cuando se llegue al final de la lista de señores que no les constan va a ser demasiado evidente que al argumentar no enterarse de nada de lo que pudieran hacer todos los imputados o mienten como bellacos o es que no se les puede dejar la más mínima responsabilidad entre manos, pues pase lo que pase con decir que no constaba, se elude tranquilamente.
Tan divertido como el chiste del que le dice al juez que yendo a prepararse un bocadillo de jamón con un cuchillo jamonero, resbaló y se lo clavó a la víctima diecisiete veces seguidas en la espalda, en este caso, serían como cien.