Revista Opinión

La pesadilla de los Hmong

Publicado el 10 abril 2016 por Miguel García Vega @in_albis68
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wikiEn los años 80 se reconoció por primera vez el síndrome de muerte nocturna inesperada, también llamado síndrome desconocido de muerte súbita. No me negarán que las palabras muerte, nocturna e inesperada juntas forman un cóctel inquietante, y si añadidos súbita y desconocido la cosa se pone aún peor. No hay mayor indefensión que estar dormido, tanto en su sentido metafórico como en el estricto, al que se refiere el síndrome.

La enfermedad  fue reconocida por primera vez en Estados Unidos a finales de los 70 y suponía la muerte súbita e inesperada de hombres jóvenes y adultos en pleno sueño por causas inexplicables. El origen de su descubrimiento está ligado a un posible problema cardíaco hereditario, a la creencia en malignos seres sobrenaturales y a una etnia determinada, los hmong, protagonistas de esta historia.

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Las alarmas médicas saltan en el servicio de salud norteamericano cuando al cruzar los datos estadísticos de defunciones (algo que se hace para detectar patrones de posibles pandemias) se detecta que hay una tasa de muertes inexplicables concentradas en un grupo muy particular: varones adultos de entre 25 y 55 años de edad, todos pertenecientes a la etnia hmong.

Los Hmong son un grupo étnico que se reparte entre las regiones montañosas de China, Vietnam, Laos y Camboya. Algunos de ellos acabaron en los Estados Unidos a raíz de la Guerra de Vietnam. Agentes de la CIA se infiltraron en comunidades hmong de Laos y reclutaron a miles de ellos para llevar a acabo operaciones encubiertas, un “ejército secreto” de unos 10.000 hombres contra sus enemigos comunistas de Vietnam. Pero la guerra acabó como acabó, con aquellas imágenes de americanos saliendo a toda pastilla de Saigón y dejando atrás un montón de aliados en su lucha contra el vietcong y el ejército de Vietnam del Norte.

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Entre aquellos abandonados estaban los hmong, acogidos por las nuevas autoridades: su destino fue la muerte rápida o la lenta en campos de reeducación. Pero unos 40.000 consiguieron pasar de Laos a Tailandia y de allí a otros lugares, la mayoría a Estados Unidos, que a finales de 1975 les concedió el estatus de refugiados políticos. Una vez allí se desperdigaron por todo el país, aunque la mitad se estableció en California.

Por eso fue en Estados Unidos a finales de los 70 cuando se detecta tan extraña dolencia, que afecta a más de 100 personas que solo tenían en común el sexo, más o menos la edad, y su procedencia. Entre 1981 y 1982 las defunciones entre los hmong alcanzaron el índice equivalente a las 5 primeras causas de muerte natural entre hombres en los Estados Unidos.

Un patrón en todas las muertes

La primera fase fue, obviamente, de desconcierto: simplemente se dormían y no despertaban. Se desconocía la causa, ya que eran personas aparentemente sanas. Con el tiempo se detectaron cinco rasgos claros que se daban en todos los casos: sensación de pánico extremo, parálisis parcial o completa del cuerpo (lo que se conoce como parálisis del sueño), una fuerte presión en el pecho, la sensación de que un ser extraño (animal, persona o espíritu) estaba en la habitación y algún tipo de perturbación sensorial que afectaba a la vista o al oído.

Pero eso eran síntomas y sensaciones de los pacientes, el origen ya era harina de otro costal. Se especuló con algunas causas más o menos racionales y fundadas. Una teoría apuntaban a algún tipo de deficiencia hereditaria en los tejidos que conducen los impulsos eléctricos al corazón, lo que les provocaba arritmias. Otras teorías apuntaban a la ingesta de venenos en los campos de concentración o a la exposición de agentes químicos durante la guerra de Vietnam.

¿Les mataron sus demonios?

Y otras a componentes ligados al sistema de creencias de los hmong. Una vía que no se desdeñó en absoluto, incluso se incorporaron chamanes hmong en algunos hospitales para confortar a los enfermos, ya que si las causas psicológicas no eran las causantes, parecía que como mínimo  agravaban la dolencia. Esa vía creía que lo que estaba matando a los hmong eran sus demonios, sus propias creencias. En el terreno de la antropología hubo investigadores que llegaron a hablar de “suicidio inconsciente”.

Algunos familiares relataron que en los días previos a su muerte el fallecido experimentaba sueños terroríficos ligados a mitos de su cultura: espíritus malignos con formas de animales o seres extraños que se acercaban a su cama para asfixiarlos. Seres que ellos conocen como los tsog.

Lo curioso, o no, es que algunas de las víctimas se habían integrado de tal manera en la sociedad estadounidense que habían abandonado su religión y se habían hecho cristianos. Aún así, los tsog no se paraban en esas distinciones: el grupo de cristianos seguían padeciendo esos terrores y estaban tan afectados como los no convertidos.

The Nightmare (1781), Henry Fuseli
The Nightmare (1781), Henry Fusel

Cuando las investigaciones salieron a la luz pública se empezaron a recoger casos en otros lugares, como Filipinas o Japón, con demonios de distintos nombres. La diferencia es que mientras en otros colectivos provocaban un terrible despertar y algún caso aislado de infarto, entre los hmong las cifras de fallecimientos eras desproporcionadas.

La interpretación de la medicina occidental es que los demonios de los sueños no matan a nadie, en todo caso funcionarían como premoniciones, advertencias de que algo va muy mal en el cuerpo o la mente del que sueña, que interpreta ese síntoma según sus mitos culturales.

La interpretación sobre lo que mata a los hmong en sus sueños es todavía libre ya que, como dictaminó en 1988 el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta “aunque los estudios han sugerido que una anomalía estructural en el sistema de conducción cardíaco y el estrés podrían ser factores de riesgo, la causa de las muertes permanece desconocida”.

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