Existen libros a los que resulta complicado acercarse precisamente por todos los elogios que se han escuchado sobre ellos. “El corazón de las tinieblas catalán”, le llamaban. Un libro de aventuras capaz de soslayar la moral puritana y complaciente de la mentalidad occidental de comienzos del siglo XXI. Y cosas por el estilo. Pero, además, los susurros sobre libros que a todos nos llegan decían que La piel fría, de Albert Sánchez Piñol, era un relato emocionante, terrorífico e impactante que te dejaba pegado a la silla desde el primer momento. Demasiados elogios para atreverse con él así como así. Demasiadas decepciones anteriores como para soportar una nueva. Y así, acumulando miedo sobre la decepción, el ejemplar de La piel fría se fue haciendo más y más pequeño dentro de la estantería. Fue perdiendo peso rápidamente a favor de otras lecturas que prometían menos y de las que, por tanto, su decepción iba a ser menor.
Pero como siempre en esta vida, al final uno termina por decidirse, dejar de mirar a aquella morena que se sienta en la cuarta fila de clase de Etnología Regional -por ejemplo- y acercarse a decirle al oído lo que durante meses llevas pensando que le dirías de tener el valor suficiente. Puede que te suelte el bofetón. Puede que no te haga caso. O puede, incluso, que te cuente un relato emocionante, una fábula moral y psicológica que te tenga varias semanas después aún pensando en ella. Sánchez Piñol es esa morena. [Seguir leyendo sobre La piel fría, de Albert Sánchez Piñol]