Desde el primer momento nos llamó la atención esta novela. Tanto es así que no dudamos un momento en incluirla en nuestro post de Novedades septiembre-octubre 2015, por eso en cuanto supimos que unos cuantos blogs organizaban un sorteo y una lectura conjunta de La piscina vacía no dudamos un momento en apuntarnos y además tuvimos la suerte de que nos tocara.
EL AUTOR
Félix Sabroso Cruz (1965) ha estrenado con éxito entre España y Latinoamérica más de una docena de textos teatrales, tres de los cuales han sido publicados. También ha dirigido y escrito junto a la cineasta Dunia Ayaso las películas Perdona bonita pero Lucas me quería a mí, El grito en el cielo, Descongélate, Los años desnudos y La isla interior. Además es guionista de numerosos formatos televisivos. El tiempo de los monstruos, su nueva película, está pendiente de estreno. La piscina vacía es su primera novela.
ARGUMENTO
"Un conocido escritor que está pasando por una época de sequía creativa asiste a una fiesta en casa de su editora y atropella por accidente al joven con el que ha acudido. A partir de ese momento comienza un juego en el que la experiencia y la imaginación del protagonista se solaparán confundiendo sus límites. Una lucha entre el instinto de supervivencia de un hombre que quiere olvidar y el poder de la culpabilidad que lo corroe.El director de cine Félix Sabroso elabora un thriller psicológico que esconde una realidad distorsionada, caleidoscópica, que mantiene al lector expectante hasta el final".
MIS IMPRESIONES
Como ya he dicho al principio nos había llamado la atención esta novela y teníamos muchas ganas de leerla, pero no siempre nuestras lecturas son lo que esperamos de ellas o simplemente no las cogemos en el momento más apropiado.Yo creía que iba a encontrarme una novela de trama policial (o por lo menos más policial/criminal de lo que tiene), pero nos va a quedar claro que no lo es cuando el protagonista nos anuncia, en relación a este punto que no, "desea provocar la insatisfacción de lectores tiquismiquies que buscan página tras página lo que se ofuscan en obtener" así que va a "resolver preguntas de modo breve dedicando este único capítulo al asunto" (pag. 51). Y así lo hace.
En esta novela en realidad nos enfrentamos a un autor que se encuentra en un momento de sequía narrativa, con una editora que le apremia con los plazos (hay que ver lo mucho que nos encontramos últimamente con esta figura).
Víctor, que así se llama nuestro protagonista, asiste a una fiesta que celebra su editora acompañado de su pareja. En plena reunión, Víctor que no está en muy buenas condiciones, discute con su acompañante y abandona la casa. Coge el coche y atropella a su pareja que ha salido tras él, ocasionándole la muerte.
Llega un punto en que el escritor juega con el lector de tal manera que ni siquiera sabes si algunos de los hechos han sucedido o no. Es como si el desequilibrio de Víctor hubiera traspasado las páginas y se hubiera instalado en nosotros, y nosotros mismos dudamos de si algunos de estos hechos narrados son reales o simplemente los vive el protagonista, están en su cabeza.
Víctor cree que el atropello de su acompañante hará que se fracture su sequía creativa, que ha tenido un sentido y de ese modo va a poder purgar su culpa, conseguir el perdón. Aunque posiblemente lo que pretendía con la imagen que tiene del accidente era romper con una personalidad con la que convivía, y con la que ya no podía seguir adelante.
Pero este "accidente" sumergirá a Víctor en una espiral de imágenes y acontecimientos que vivirá en su imaginación que le llevará al límite y no sabrá distinguir entre lo que es real y lo que no.
La piscina vacía está narrada en primera persona, un modo narrativo que puede ser un arma de doble filo, ya que o bien conectas desde el primer momento con el protagonista y suele lograr que el lector empatice desde el primer momento con él, o puede ser un desastre si te resulta del todo ajeno, lo que a mi me ha sucedido en este caso. No he sintonizar con él, no he logrado sentir nada por él.
No sé si el autor habrá pretendido que sintamos cierto desapego hacia el protagonista, pero no he logrado conectar con Víctor, ni siquiera he sentido lástima por él, pese a podría ser digno de ella. Es un ser egoísta, egocéntrico, padece inestabilidad mental, arrastra muchos traumas e inseguridades y es autocompasivo, hasta llegar al punto de decir de si mismo que "haciendo uso de una simpática culpa, obtengo el perdón y se me vuelve a querer siempre: soy un entrañable cabrón".
Como ya he dicho, no es la novela que me esperaba. Además, pese a las menos de 250 páginas que tiene me ha costado mucho su lectura, sobre todo en la primera mitad. No es una prosa sencilla la que utiliza Félix Sabroso, ni una novela fácil (tampoco el tema que trata y cómo lo hace), puede que fuera también culpa mía, pero me ha costado mucho avanzar en su lectura.
Siempre digo que hay libros que no leemos en el momento apropiado, o simplemente que no son para nosotros, y creo que eso es lo que a mi me ha sucedido con esta novela.
FICHA DEL LIBRO
FRAGMENTO