Menudo lío. Y encima imaginémonos ese momento en el que preguntasen por nuestros líderes… qué risa histérica.
A mí lo de pitar un himno cuando estás jugando una final en honor de la persona representada por ese himno, me parece de un gilipollas subido. Claro, sigue habiendo más gilipollas que personas inteligentes y así va el mundo. El máximo exponente de esta tendencia es sin duda Artur Mas (se piensa que es un cruce entre el Rey Arturo en Camelot y Moisés abriendo el Nilo, las pajas mentales es lo que tienen), en el palco al lado del Rey y riéndose ante la pitada. Me encantaría que, en justa recompensa, se pitara el himno del Barça o del Athletic de Bilbao cuando jueguen en otros campos. Ya se sabe, hay más tontos que ventanas, así todos empatados. Pero así veríamos la reacción de los forofos de la libertad de expresión (o más bien, del gamberrismo) y nos reiríamos un rato al ver su cara de no hacer de vientre, como se decía antes de los que tenían dificultades al defecar.
Ahora bien, creo que con lo de sancionar no se dirime nada. Lo que debería haberse hecho era recuperar competencias muy importantes, como la educación, que tan malísimos resultados tiene y no por la pitada sino porque así lo señalan los índices. A estas alturas, el Gobierno, después del descalabro de las elecciones autonómicas y municipales, piensa que con esto todos vamos a pensar que defiende a España. Pensamiento absolutamente imbécil porque esto no es lo más importante, desde mi punto de vista. A todos les sienta bien ver el resultado de la famosa frase “hablando se entiende la gente“. Y las vacas mugiendo, y los perros ladrando y las abejas emitiendo zumbidos.
Dicen que habría que imitar a Sarkozy y haber suspendido el partido. Primero, Sarkozy es Sarkozy y no veo yo a Rajoy muy parecido. Segundo, en Francia, como apareciesen unos émulos de Mas predicando la catalanización de ciertos départements y el silbido de La Marseillaise, les iban a caer unas sanciones que se iban a enterar a los clubes de fútbol partidarios de tamaño acto de gamberrismo deportivo.
A mí esto me quita cualquier gana de ver partidos de fútbol. Mezclar deporte con cuestiones políticas es vomitivo, sobre todo en un país en el que aquí cada uno dice lo que le apetece (por decirlo finamente) y prácticamente nunca pasa nada (algo que, por otra parte, me parece perfecto, lo contrario sería una dictadura). Pero ni los jugadores de fútbol son sesudos expertos en política nacional o internacional (no son más que unos horteras que ganan millones de euros por dar patadas a un balón y salir anunciando calzoncillos de marcas reconocidas marcando paquete), ni los clubes son precisamente las Hermanitas de la Caridad (¿alguien dijo FIFA?) como para opinar sin que esto les suponga pingües beneficios por parte del poder nacionalista.
Por supuesto, lo del rollo de que es el himno de Franco sólo se lo creen los mismos que también se creen cuentos de hadas en los que Santa Teresa de Jesús, Colón, Miguel de Cervantes, el Kamasutra, la Primera Edición del Quijote etc. son todos de Vilanova i la Geltrú. Con ese gran espíritu crítico, y creyéndose cualquier memez que les dice un historiador previamente pagado por los mismos que luego piden dinero al Estado, mientras chillan Espanya ens roba, ¿cómo no van a pitar el himno? El día menos pensado pitan también el hilo musical por no poner sardanas todo el día y dar vivas a Pujol (hoy se publica que el hijo nº 1 recibió más de 700.000€ en comisiones de FCC, pero luego se domicilia en Madrit para pagar menos impuestos). Luego los demás somos “ridículos“. Paren el mundo que me bajo.
Por último, y ya puestos, creo que, de esta copa, se debería expulsar a equipos que desde sus instituciones fomentan este tipo de comportamientos (lo honesto sería que no participasen, ya que odian tanto al Estado opresor, personificado por el Rey y su himno…, pero poderoso caballero es Don Dinero). A mí me da igual que sea en nombre del nacionalismo o del culto al escarabajo pelotero: suspender la final no me parece bien, porque siempre pasa con los mismos. Si no saben comportarse, que no salgan de casa, pero, para que ellos ingresen unos milloncejos de euros y pongan la copa en sus estanterías del salón del club, pavoneándose de que han ganado una copa contra la que supuestamente están, los demás no tenemos que aguantar su falta de educación. Pensemos lo que ocurriría si se enfrentasen tres veces en la final de la Champions, dos equipos partidarios de irse de Europa y sus instituciones y hooligans silbaran el himno de la competición, al grito de “herederos de la URSS“.
En resumen: los futbolistas que se dediquen a jugar al fútbol, que sus sentimientos en materia política no son más importantes que los del barrendero o el panadero y tampoco lo son sus carreras (como no existieran barrenderos o panaderos, la convivencia iba a ser bastante mala, sin futbolistas, no pasaría absolutamente nada, se jugaría a otra cosa). Los de los clubes, que cuiden la ética, que la tienen muy perdida. A los políticos no les deseo una mayor inteligencia porque lo que natura non da, Salamantica non presta. A los aficionados simplemente decirles que yo les daba la independencia mañana mismo, pero eso sí, mamá España se iba para no volver. Ni subvenciones ni transferencias ni ligas conjuntas: ¿quieres ser independiente? Pues juegas con equipos de Segunda B y Tercera Regional. Cada uno en su casa y Dios (o la Pachamama, que hay que ponerse bolivariano…) en la de todos.