Revista Cultura y Ocio

La plaga

Publicado el 11 febrero 2010 por Alfonso

No ha existido un sólo movimiento social que partiendo de un gobierno haya significado avance alguno, guerras aparte, si se pueden incluir como manifestación y desarrollo de la sociedad, y ello teniendo en cuenta que de no ser por el apoyo de las clases menos favorecidas, y con la burguesía a la cabeza, muchas de las contiendas no hubiesen pasado de las amenazas. Y si hubo alguno, y como basta con repetir las cosas para que parezcan ciertas, no está de más recordar que no ha existido un sólo movimiento social que partiendo de un gobierno haya significado avance alguno, guerras aparte, si se pueden incluir como manifestación y desarrollo de la sociedad, y ello teniendo en cuenta que de no ser por el apoyo de las clases menos favorecidas, y con la burguesía a la cabeza, muchas de las contiendas no hubiesen pasado de las amenazas. Que equivale a decir que un estado son sus gentes, no sus dirigentes ni sus leyes, pues cualquiera sabe, o debería, que la ley es la ley para quien la promulga.
Dicho y redicho lo cual, la revuelta musical que se llevó a cabo en plena transición española un día de febrero de hace treinta años, hizo de la muerte accidental de un músico una manera de dejar atrás el pasado, el miedo a salir de noche, y de abrir nuevas vías tanto en lo musical como en la pintura, la moda, la prensa..., una inquietud creativa que vino a hacer hincapié en el párrafo anterior y que se disolvió cuando el estado, sus ayuntamientos, descubrieron su fuerza y poder de convocatoria y utilizaron el dinero de todos al antojo de ellos pocos.
En otros momentos más o menos afortunados de la historia, los hombres dejaron de usar camisetas por Clark Gable, las volvieron a usar por Marlon Brando y el zaragozano lugar de la casa blanca se convirtió en un barrio de resonancia norteafricana por la misma fijación cinéfila. O, en un homenaje borgiano, se podría decir que Estados Unidos son coches y chicas por culpa de Springsteen, Hurricane Carter nació después del Desire y Pink Floyd derribaron el muro mucho antes de la perestroika. Nada surge de los despachos de nobles maderas, por tanto. Lo que lleva a afirmar que mal andamos si esperamos las soluciones a la crisis desde las altas esferas: la revolución no será televisada por el simple hecho de que no se producirá. Las caceroladas, los sms del pásalo nacen desde la periferia, sí, pero pronto son cercados y utilizados por los políticos.
El arte, por tanto, no es reflejo de la vida en la calle sino que la crea, y la música es el mejor de los ejemplos, pues la vida toda se puede explicar con observar detenidamente la historia el jazz, el pop, el punk o el r&b, aunque no sea el único: Picasso, Warhol, Goethe o Fellini también cambiaron el pensamiento, la forma de ver, sentir, gracias al suyo, no a las tendencias políticas de sus épocas. Y eso es lo que parece que hemos olvidado los ciudadanos: ¿quién recuerda que una guitarra, o la poesía, puede engendrar o matar?
Cuando unos cuantos amigos se juntaron hace tres décadas al final de aquel homenaje al batería de Tos y gritaron que venía la plaga, no fue por casualidad. Llegaban con una partitura de cambios, de innovaciones, mejores o peores, pero refrescantes. Cuando en Venice, una playa llena de ecos asiáticos, un Morrison sin prejuicios le dijo a Manzarek que había que crear los mitos de su época, nacieron The Doors y triunfaron: estaban dispuestos a sacudirse el peso impuesto por la familia y la sociedad. Cuando JFK concluyó un discurso con lo de pregunta lo que tú puedes hacer por tu país, ¿sabía quién hace girar la llave que da cuerda al mundo o pedía el esfuerzo que a Churchill le escamotearon de la sangre, el sudor y las lágrimas ajenas?
Cuando un político actual calla los remedios económicos a aplicar, ¿lo hace por precaución, incapacidad, disciplina o vergüenza? Algunos creemos que en realidad sabe que la sociedad no depende de sus dictados. Claro que algunos debemos de sumar muchas más de dos legislaturas para poder morir en paz.
LA PLAGAGoethe (1982), Warhol

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