Revista Mundo animal

La plaga bíblica para los anfibios

Por Davidalvarez
La plaga bíblica para los anfibiosSapo corredor (Bufo calamita) recien metamorfoseado
Los anfibios son el grupo de vertebrados más amenazados de nuestro planeta, y su situación empeora año tras año. En un artículo publicado en la revista PLOS One en el año 2008 se realizó un análsis global de la situación de todas las especies de anfibios conocidas hasta el momento. Los resultados no pudieron ser más desalentadores ya que el 43% de todas estas especies se encontraban en recesión y 160 especies ya se consideran extintas, y todo esto ha ocurrido en unas pocas décadas.
Las causas que están provocando este importante declive se pueden dividir en abióticas y bióticas. Las causas abióticas están ocasionadas principalmente por las actividades humanas y entre ellas destacan la destrucción del hábitat, la contaminación, y el incremento de la radiación ultravioleta y el calentamiento global. Estos factores abióticos actuan tanto a escala global (lluvia ácida o calentamiento global) alterando el ciclo de vida de numerosas especies o destruyendo las puestas o a escala local ya que la acción directa del hombre destruye su hábitat y además introduce especies exóticas que pueden competir con las nativas por el espacio y los recursos.
Entre las causas bióticas destacan sobre todas las demás la aparición reciente de ciertas enfermedades exclusivas de los anfibios y que están ocasionando episodios de mortalidades masivas y extinciones masivas, tanto de poblaciones locales como de especies. Estas enfermedades están ocasionadas por dos grupos principales de patógenos: los hongos y los virus y han sido descubiertos hace muy poco tiempo, y se están propagando a gran velocidad.
Estas enfermedades en algunas ocasiones pueden provocar sintomas externos visibles, como llagas o ulceraciones, pero en muchos casos los animales mueren sin que se aprecie ningún síntoma visible, lo que hace mucho más complicada su detección.
La plaga bíblica para los anfibiosHifas de Batrachochytrium dendrobatidis
Entre las enfermedades producidas por los hongos, la más preocupante es la que origina el hongo Batrachochytrium dendrobatidis. Este hongo pertenece a la familia de los Quitridios, que son conocidos desde hace mucho tiempo, pero no fue hasta 1998 cuando a raiz de varios episodios de mortalidad masiva de anfibios en Australia y Panama, el grupo de la doctora Lee Berger, de la Universidad de Townsville (Australia), publicó un artículo en la revista PNAS estableciendo el vínculo definitivo entre esta nueva especie de hongo y los anfibios.
La plaga bíblica para los anfibios
Lugares en los que se han registrado episodios de quitridiomicosis
A partir de ese momento los episodios de mortalidades masivas de anfibios por causa de la quitridiomicosis se empezaron a registrar a lo largo y ancho de todo el planeta, afectando a cientos de especies de anfibios. Por regla general al poco tiempo de detectarse el hongo se produce la desaparición total de la población, ya que los adultos mueren al poco tiempo de infectarse y las larvas que en unos estadios tempranos sólo se encuentran afectados en la zona bucal mueren al poco tiempo de metamorfosear, momento en que la infección se propaga rápidamente por el resto del cuerpo.
La causa final de la muerte de los anfibios afectados por el quitridio aun no se conoce totalmente. Se sabe cuando las zoosporas del hongo entran en contacto con la piel de los anfibios se empiezan a desarrollar esporangios y nuevas zoosporas extendiéndose por toda la superficie del animal. Estos hongos sólo afectan a la piel y nunca a los órganos internos, por lo que podrían afectar a la respiración de los anfibios afectados ya que la respiración cutanea es muy importante para ellos.
Por si estos problemas fueran pocos, el Batrachochytrium dendrobatidis una vez que ha aparecido en una zona puede permanecer en ella durante años, aun en ausencia de anfibios, ya que puede comportarse como saprófito.
Desgraciadamente aun no se conoce ninguna cura contra la quitridiomicosis efectiva que pueda ser aplicada en las poblaciones naturales. Se sabe que este hongo es muy sensible a las altas temperaturas, muriendo si las temperaturas superan los 30ºC, por eso las poblaciones situadas en latitudes frías o en zonas de alta montaña son especialmente sensibles a esta enfermedad.
La plaga bíblica para los anfibiosParte de las instalaciones del centro de Peñalara (Jaime Bosch)
Uno de los investigadores que más han trabajado con el tema de las enfermedades emergentes es el Dr. Jaime Bosch, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Jaime ha puesto en marcha hace unos años el Centro de Cría en Cautividad de Anfibios Amenazados, que tiene como objetivo producir individuos de Sapo partero y Rana patilarga para introducirlos de nuevo en el medio natural. En estas instalaciones se somete a las larvas a un tratamiento térmico para eliminar el hongo y se crían posteriormente hasta que que llegan a adultos.
Tal como explica Jaime Bosch en su página web sosanfibios.org, actualmente la manera de luchar contra estas enfermedades emergentes es evitando su dispersión, y para ello debemos seguir unas reglas básicas:
  1. No introducir ningún animal ni planta en el medio natural, ya que además de afectar directamente a las especies locales al competir con ellas, pueden ser portadores de patógenos.
  2. Nunca se deben mover los anfibios de unas poblaciones a otras, aunque veamos ejemplares de la especie en esos lugares.
  3. Si se trabaja con anfibios siempre se debe desinfectar el material (botas, redes, botes, etc) después de un día de campo antes de muestrear con el mismo equipo en una nueva zona. La mejor solución es desinfenctar con lejía o con productos específicos y luego dejar secar al sol
Aunque nosotros respetemos estas sencillas reglas no haremos nada si el resto de la gente no lo hace. Por eso es imprescindible dar a conocer este problema entre nuestros amigos y conocidos para intentar evitar que dentro de unos años sólo podamos hablar de los anfibios en pasado, como ahora hacemos con tantas especies que ya se han extinguido por nuestra culpa.

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