Revista Salud y Bienestar
Mérida ha sido la ciudad elegida para celebrar una nueva edición de las “Jornadas Autonómicas Dolor y Sociedad”, la iniciativa de la Plataforma SinDOLOR (Fundación Grünenthal y FUINSA) que, desde una perspectiva independiente, tiene el objetivo de reunir en un mismo foro a profesionales sanitarios y a la Administración para abordar la problemática del dolor en España.
Después de cuatro ediciones organizadas en distintas ciudades de la geografía española, estas jornadas se han convertido en todo un referente a la hora de buscar actuaciones que mejoren la calidad de vida de los pacientes con dolor.
En esta ocasión, “El Dolor en el Sistema Sanitario de Extremadura” ha sido el tema principal de esta reunión que ha logrado reunir a cerca de un centenar de asistentes, entre directores generales de la Administración Sanitaria, responsables de Hospitales, anestesiólogos o médicos de Atención Primaria (AP).
La consejera de Salud de Extremadura, Dña. María Jesús Mejuto, fue la encargada de abrir estas jornadas que contaron también con la intervención de importantes ponentes como el presidente de la Asociación de Enfermos de Dolor (ASPRENDOBA), Juan Pedrero, o el subdirector de Farmacia del Servicio Extremeño de Salud, José Luis Sánchez Chorro.
La importancia de elaborar protocolos en el correcto abordaje del dolor, la necesidad de incluir indicadores de prescripción o de calidad que sirvan de herramienta para medirlo, así como la necesidad de formación específica en el área del dolor, fueron algunas de las conclusiones más importantes de esta reunión.
A este respecto, Magdalena Pazzis, enfermera y terapeuta ocupacional de la Unidad del Dolor de Cáceres, señaló que “el abordaje del dolor crónico debe de ser multidisciplinar; para ello la formación en dolor es fundamental, ayudando a minimizar el impacto del dolor y a maximizar la calidad de vida del paciente”. Además, Pazzis destacó el papel fundamental que desempeña la enfermería de AP en este sentido.
Por su parte, Manuel Vicente Collado, médico de AP y coordinador de la Unidad del Dolor del Centro de Salud Don Benito, destacó que “el abordaje del dolor se lleva a cabo en un 85% en AP, 15% en AE y de este último, sólo el 2% en Unidades del Dolor. Se siguen prescribiendo fármacos a dosis inferiores a las dosis efectivas o analgésicas, por lo que es necesario formación en dolor”.
Con respecto al consumo de analgésicos en Extremadura, José Luis Sánchez Chorro, subdirector de Farmacia del Servicio Extremeño de Salud, apuntó que es del 12,46%.
“Dentro del consumo de opioides del tercer escalón, algunos como fentanilo genérico han aumentado notablemente y en consecuencia, el consumo de morfina decrece exponencialmente. Todo esto se debe a los efectos de la implantación de la receta electrónica, donde la duplicidad de recetas ha beneficiado que el paciente cuente con decenas de cajas de medicamentos almacenadas en sus casas”, argumentó.
Juan Pedrero, presidente de la Asociación de Enfermos de Dolor, ASPRENDOBA, señaló durante su intervención que “esta entidad observa la incomprensión que se produce en el individuo afectado por el dolor. Observa igualmente la misma situación que se genera con familiares y amigos. Después procura concienciar a la sociedad buscando un reestablecimiento del equilibrio social perdido y por último, vigila y potencia la mejora de posibles deficiencias sanitarias, tanto humanas como materiales, revisando y proponiendo protocolos”.
Después de cuatro ediciones organizadas en distintas ciudades de la geografía española, estas jornadas se han convertido en todo un referente a la hora de buscar actuaciones que mejoren la calidad de vida de los pacientes con dolor.
En esta ocasión, “El Dolor en el Sistema Sanitario de Extremadura” ha sido el tema principal de esta reunión que ha logrado reunir a cerca de un centenar de asistentes, entre directores generales de la Administración Sanitaria, responsables de Hospitales, anestesiólogos o médicos de Atención Primaria (AP).
La consejera de Salud de Extremadura, Dña. María Jesús Mejuto, fue la encargada de abrir estas jornadas que contaron también con la intervención de importantes ponentes como el presidente de la Asociación de Enfermos de Dolor (ASPRENDOBA), Juan Pedrero, o el subdirector de Farmacia del Servicio Extremeño de Salud, José Luis Sánchez Chorro.
La importancia de elaborar protocolos en el correcto abordaje del dolor, la necesidad de incluir indicadores de prescripción o de calidad que sirvan de herramienta para medirlo, así como la necesidad de formación específica en el área del dolor, fueron algunas de las conclusiones más importantes de esta reunión.
A este respecto, Magdalena Pazzis, enfermera y terapeuta ocupacional de la Unidad del Dolor de Cáceres, señaló que “el abordaje del dolor crónico debe de ser multidisciplinar; para ello la formación en dolor es fundamental, ayudando a minimizar el impacto del dolor y a maximizar la calidad de vida del paciente”. Además, Pazzis destacó el papel fundamental que desempeña la enfermería de AP en este sentido.
Por su parte, Manuel Vicente Collado, médico de AP y coordinador de la Unidad del Dolor del Centro de Salud Don Benito, destacó que “el abordaje del dolor se lleva a cabo en un 85% en AP, 15% en AE y de este último, sólo el 2% en Unidades del Dolor. Se siguen prescribiendo fármacos a dosis inferiores a las dosis efectivas o analgésicas, por lo que es necesario formación en dolor”.
Con respecto al consumo de analgésicos en Extremadura, José Luis Sánchez Chorro, subdirector de Farmacia del Servicio Extremeño de Salud, apuntó que es del 12,46%.
“Dentro del consumo de opioides del tercer escalón, algunos como fentanilo genérico han aumentado notablemente y en consecuencia, el consumo de morfina decrece exponencialmente. Todo esto se debe a los efectos de la implantación de la receta electrónica, donde la duplicidad de recetas ha beneficiado que el paciente cuente con decenas de cajas de medicamentos almacenadas en sus casas”, argumentó.
Juan Pedrero, presidente de la Asociación de Enfermos de Dolor, ASPRENDOBA, señaló durante su intervención que “esta entidad observa la incomprensión que se produce en el individuo afectado por el dolor. Observa igualmente la misma situación que se genera con familiares y amigos. Después procura concienciar a la sociedad buscando un reestablecimiento del equilibrio social perdido y por último, vigila y potencia la mejora de posibles deficiencias sanitarias, tanto humanas como materiales, revisando y proponiendo protocolos”.
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