Revista Cultura y Ocio

"La playa de los ahogados", de Domingo Villar: una novela policíaca canónica muy interesante

Publicado el 20 mayo 2017 por Lidiacasado
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Título: La playa de los ahogados
Autor: Domingo Villar
Editorial: Siruela
Género: novela policíaca, intriga
Páginas: 448
Publicación: 2009
ISBN: 978-84-16465-03-3
playa ahogados
Un marinero ahogado en la costa gallega.
   Un pueblo que calla.
   Un misterio por resolver…
   Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla de una playa gallega. Si no tuviese las manos atadas, Justo Castelo sería otro de los hijos del mar que ­encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Sin testigos ni rastro de la embarcación del fallecido, el lacónico inspector Leo Caldas se sumerge en el ambiente marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado ­insólita.
   Un asunto brumoso para Caldas, que atraviesa días difíciles: el único hermano de su padre está gravemente enfermo y su colaboración radiofónica en Onda Vigo se está volviendo insoportable. Tampoco facilita las cosas el carácter impulsivo de Rafael Estévez, su ayudante aragonés, que no acaba de adaptarse a la forma de ser del inspector.
  Tenía pendiente de leer esta novela desde poco después de que saliera a la venta, allá por 2009, pero por hache o por be (y no por falta de ganas) la he ido dejando y dejando y dejando. El estreno en 2015 de la película basada en la novela, protagonizada por Carmelo Gómez (actor que me encanta), volvió a incrementar mis ganas de leer esta novela pero no ha sido hasta que vi que la Yincana Criminal pedía una novela cuya acción transcurra en un ambiente rural cuando le he dado el empujón definitivo. Una vez leída la novela, comento mis impresiones sobre ella.
     Lo primero que he de decir es que no ha defraudado mis expectativas. La playa de los ahogados en una novela policíaca bastante canónica, con su asesinato por resolver y su pareja de investigadores. También el desarrollo es lineal y la resolución final también entra dentro de los cánones del género. Así pues, los amantes de la novela policíaca más tradicional (la que sabe más a género negro que a thriller) estarán encantados con ella.
    Y como toda novela policíaca que se precie, tiene un protagonista tremendamente atractivo, en este caso, no porque haga locuras o se salte todos los procedimientos y normas sociales (como hemos visto en otras obras del género) sino que se gana al lector por su sobriedad y su carácter reflexivo. Leo Caldas es uno de esos personajes a los que es fácil imaginar y recrear y con los que apetece pasar tiempo, así que seguiré leyendo tanto el libro anterior (Ojos de agua) como Cruces de piedra, la tercera entrega protagonizada por él.
    Camina al lado de Caldas su ayudante Rafael Estévez, contrapunto en casi todos los sentidos de Caldas, lo que convierte a esta pareja en un elemento que funciona muy bien dentro de la novela, sin salirse, nuevamente, de los cánones del género. Iracundo e impulsivo, Estévez es lo opuesto a Caldas y, además, añade el punto si no humorístico, sí gracioso de la novela.
    No son tan canónicos los dos elementos de la novela de los que voy a hablar ahora. Por un lado, el paisaje. Es cierto que cada vez estamos acostumbrados a la novela negra que se desarrolla en ambientes rurales o naturales pero creo que no había leído hasta ahora ninguna en la que el peso de lo marítimo fuera tan importante. La playa de los ahogados sabe a Galicia por los cuatro costados y a uno de sus oficios más tradicionales: la pesca. Creo que Villar consigue engarzar el guiño a las costumbres y los modos de hacer de los marineros y pescadores con una intriga policíaca que mantiene el interés hasta el final. Y me ha resultado muy interesante el acercamiento a este mundo tan desconocido para mí.
    El segundo elemento novedoso (y que me ha encantado) es la apertura de todos los capítulos con la definición de una palabra que será importante para lo que ocurre en sus páginas. Me ha resultado una forma muy agradable de entrar en cada nuevo capítulo y me ha gustado mucho el guiño lingüístico y, hasta cierto punto, metaliterario, por cuanto la inclusión de varias de las acepciones de una sola palabra me ha hecho pensar en el quehacer literario, en la búsqueda del significado más preciso y en lo sugerentes que pueden llegar a ser las palabras por sí mismas, sin arropos ni compañías, en la sólida desnudez de su puro (o sus puros) significado.
  Y, obviamente, como periodista y ex trabajadora de la radio, me ha encantado todo lo que tiene que ver con el programa en el que colabora Caldas, tanto la parafernalia que hasta cierto punto se critica en la obra (las sintonías, el engolamiento de la voz, la presentación exagerada de ciertos personajes) como el reconocimiento, el cariño y las reacciones que las personas con las que se va topando en la investigación muestran a Caldas cuando descubren que es el Patrullero de las Ondas.
   Nos seguimos leyendo.
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   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto 100 libros: 29/100
  • Reto 25 españoles: 17/25
  • Reto Olvidados: 8
  • Reto Leemos en Digital: 8/12

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