Romero suele decir que fue comunista desde que nació porque siendo niño aprendió "de modo científico" lo que es la plusvalía. El patrón les pagaba una peseta por kilo de aceituna recogido y a él en el molino le pagan siete pesetas. Esa era la plusvalía de la aceituna.Recordó que tras la legalización del PCE, propuso ocupar doscientas fincas en Andalucía, pero que Santiago Carrillo se lo prohibió porque temía la reacción de los militares. Eso sí, a las pocas horas, un Romero con apenas veinte años, recibió la llamada del vicepresidente económico, Fernando Abril Martorell, para ofrecerle el dinero que hiciera falta para los jornaleros y que se canalizó a través de los gobiernos civiles. También obtuvo la promesa de una futura reforma agraria que al final no llegó nunca. "Aquí no se expropió ni una meceta", subraya.

La memoria histórica de Romero se remonta a épocas que no vivió pero de las que tiene mucha información, especialmente en todo lo que se refiere a su pueblo, Humilladero. Cuenta que en 1931, cuando se proclamó la II República, los jornaleros regresaron al pueblo por los caminos cantando y festejando la noticia. Un grupo de trabajadores cordobeses que construían una pequeña estación eléctrica cerca de la localidad se sumaron a la fiesta al grito de "¡A la mierda el de los palitroques!". Se referían a Alfonso XIII, que aparecía en una foto vestido con un abrigo en el que en lugar de botones lucía unos palitos.Hoy, Romero, que encabeza Coordinadora de Municipios por la III República, se mantiene fiel al grito de aquellos obreros cordobeses.Sí, decididamente, con mucha más gente como Antonio será posible algún día retorcer el pescuezo al dios Mercado y doblegar a su cohorte de mercaderes ultraliberales y avariciosos antes de que todos seamos su esclavos.
