Revista Cine
Directora: Agnès Varda
Ya en su opera prima, "La Pointe Courte" (el nombre de la región o pueblo en donde transcurre la película), la recientemente fallecida directora Agnès Varda deja patente sus dos grandes intereses (o, en su defecto, dos de sus grandes intereses, pero supongo que los iremos descubriendo por el camino), que son, por un lado, el retrato del día a día de personas o sectores sociales (en este caso, pescadores) cuasi abandonados, lidiando con la precariedad y la miseria (escaso trabajo y pobres servicios básicos, escaso acceso a la salud), con la prepotencia de las autoridades (a estos pescadores los persiguen para que no pesquen en determinados sectores, dicen que sus pescas están contaminadas) y con sus propios problemas (una hija de pescador está enamorada de otro joven pescador, pero el padre se opone férrea y reciamente), y por el otro, un inteligente y delicioso estudio de las relaciones humanas, en este caso centrándose en un matrimonio, de viaje en el pueblo natal de él, que está pasando por una crisis toda vez que ella comienza a cuestionarse la naturaleza del amor que sienten o sintieron entre sí, y, por tanto, también cuestiona la naturaleza de su existencia juntos, como pareja. La película, entonces, alterna entre los problemas de los pescadores, que deben trabajar aunque las autoridades les respiren en el cuello constantemente, y las caminatas que esta pareja emprende por las playas y las calles del pueblo, mientras hablan y discuten e intentan convencerse de que el amor aún existen entre ellos, que aún pueden estar juntos, que sus afectos son auténticos.
Agnès Varda dirige una película que oscila entre cierta potente sensación o pulsión neorrealista y una aún más poderosa y atractiva atmósfera poética, como onírica, más propia del ensayo fílmico que de una obra de ficción propiamente tal, amén del desatado y arrebatado lirismo de su guión, de la ingenua pero profunda libertad de sus imágenes, y del certero uso del montaje. Lo más bello de este filme es que, no obstante la "separación" entre un arco argumental y otro, como si fueran películas distintas perfectamente discernibles la una de la otra, Varda logra aunar ambas vertientes en un todo plenamente orgánico y natural. Es prodigioso, verdaderamente prodigioso. Y puede que también tenga algo de aflictivo, las diferencias vitales entre una gente y otra gente, ciertos inevitables abismos: piensen en los problemas sentimentales del matrimonio en crisis, de índole intelectual, y la manera en que se plantea y resuelve la relación entre el joven pescador y la adolescente hija de otro veterano pescador, de corte más bien pragmático, resuelto con austera y tajante sencillez. La capacidad de observación de Agnès Varda enriquece este film con más capas de las que pueden apreciarse en un solo feliz visionado, sin mencionar su exquisita cinematografía y puesta en escena.
"La Pointe Courte". La primera gran película de una gran directora. Y la primera que comentamos en este blog.