Cuando he leído en el periódico que el champú del caballo que analizamos en el blog ha sido etiquetado como "falso producto milagro", no he podido evitar dar mi opinión al respecto.
Los productos de los que hablamos en el blog los suelo probar personalmente y si no lo hago, lo comento y hablo del producto en general pero dejando claro que no lo uso. Concretamente, el champú del caballo lo utilicé a diario durante un tiempo y ahora alternándolo con mi champú habitual.
Siempre lo digo: que a mi me funcione bien no quiere decir que a los demás también.
¿Por qué unos tienen el pelo graso y otros seco?
Podríamos hablar de factores hormonales, medioambiantes y cuidados estéticos pero creer en los productos milagro es una ilusión (bajo mi humilde opinión y sin menospreciar la valoración de anadie): ojalá pudiera recomendaros uno que nos fuera bien a todas.
Y os pongo un ejemplo: cuando fui mamá las prisas me impedían cuidarme el pelo como solía hacer habitualmente y se juntó con el tema hormonal resultando un pelo carente de brillo y que se caía muchísimo. En cambio Chloe tras su maternidad, nunca ha tenido el pelo tan bonito.
Justo comenté el tema del champú del caballo el otro día con una amiga que tiene una peluquera en la familia que le cuida el pelo y me dijo que ella nunca lo probaría y tiene el pelo precioso. ¿Por qué arriesgarse si con lo que usa ya le va bien?
La pregunta del millón es si vale la pena probar algún cosmético nuevo o conformarse con el que se usa. Para mi probar es poder decidir si me quedo con él o no: si me funciona bien lo recomiendo y sino lo digo pero nunca he creído ni creo que crea en los productos milagro.
¿Os imagináis que un cosmético cumpliera
todo lo que promete?
Si habéis descubierto alguno, no dudéis en contármelo.