La poliposis intestinal es debida a los tumores intestinales, que si bien pueden ser cancerígenos lo cierto es que también pueden ser benignos. Un tumor es un abultamiento de la pared intestinal de un tamaño que puede ser variable.
La enfermedad más común de esto es la poliposis intestinal familiar difusa, que no tiene nada que ver con el sexo pero sí que es hereditaria.
La poliposis intestinal no tiene por qué tener síntomas, al menos en principio, pero también puede dar lugar a anemia, pérdidas de sangre, haces líquidas malolientes, obstrucción intestinal, cólicos, etc.
Los pólipos pueden ser benignos (pólipos hiperpláticos o inflamatorios) o malignos (carcinoma colectorral, cáncer de colon o adenomas colorrectales). Si tienes un pólipo benigno no pasa nada, por lo que si piensas que puedes tener un pólipo no te preocupes antes de saber de qué se trata, pero sí debes hacerte revisiones frecuentemente para controlarlo.
Puedes sospechar de cáncer de colon (pero no te preocupes demasiado antes de consultar con tu médico) si hay pérdida de sangre en el recto con las heces, dolor abdominal y obstrucción intestinal, cambios en las deposiciones, anemia ferropénica y otros síntomas que te hagan sospechar. No tienes por qué tener cáncer de colon si tienes estos síntomas pero debes controlarlo con tu médico.
En caso de sospechar que tienes pólipos es importante que vayas a tu médico a hacerte alguna prueba, aunque probablemente no pase nada es importante prevenir y saber de qué se trata. Además es conveniente hacerse revisiones frecuentemente.