Suele ocurrir prácticamente todos los diciembres, llegan los debates presupuestarios y nuestros políticos empiezan a insultarse.
Y este año no ha sido una excepción, ayer mismo, el alcalde de Leioa llamaba pelele a Patxi López; que a su vez había acusado al PNV de venderse al mejor postor, en este caso Zapatero, por cierto, después de que Ortuzar llamara Pinocho al Lehendakari.
Vamos, al más puro estilo Sálvame Deluxe y el duelo Esteban-Trapote.
Sin embargo, lo más triste de esta situación, no son los insultos en sí mismos, que son ciertamente lamentables, sino el hecho de que se utiliza la bronca para tapar, que en el fondo, en lo importante, a la hora de aplicar recortes, PNV y PSE van de la mano.
Es más, entre insulto e insulto, ya han dicho que los unos van a apoyar los presupuestos de los otros y viceversa.
Eso sí, los hooligans de cada partido están encantados porque creen que el enfrentamiento de ambos es más intenso que nunca.
Luego, cuando las encuestas digan que los políticos somos el tercer problema del país, nos tiraremos las manos a la cabeza y hablaremos de la necesidad de acercar la noble actividad política a la ciudadanía, vergüenza me da.