Por aquí no se come cerdo, y a mí me del puerco me gusta todo, andares, corrieres o volares... Sangre, cebolla y condimento al gusto. Pero desde que el profeta Mohamed y sus seguidores prohibieranlo, por sucio y transmisor o por directo competidor, que hay historias para todo, ya te puedes pasear bazar arriba, bazar abajo, que unas manitas con legumbres no te plantan, y aquí de sacramentos, pocos.
Así que mejor será la pitanza en el mundo de los vivos, que en este que se me hace en la mente, paseando rampa abajo hacia Kumkapi, saltando de pescado en pescado, máxime cuando lo que uno quisiera, con este frio tan real, es meterse entre pecho y espalda kilo y medio de gases flatulentos, con su cosa del animal antes mencionado, cortado, troceado o embutido.
Sin dejar las metáforas, o quizá no tanto, hoy ya convertidas en popular vulgo, por castizo, digo yo, hay quien se adorna la pechera con lemas, y los pasea allá donde le dejan. Unos dicen PAGA ÉL con un dedo que señala al lado. Yo tengo una que dice NI PAPES, NI KIKOS, CACAU I TRAMUSSOS, la de Mónica Oltra dice, que no es que falte dinero, si no que sobran chorizos.
Mónica Oltra, con su camiseta: No nos falta dinero, nos sobran chorizos
Esta chica, Mónica Oltra, digo, al margen de no comulgar para nada con sus principios, siempre me ha parecido honrada y luchadora, así que creo oportuno, puesto que ella saca a colación lo de hablar de embutidos patrios, chorizos, morcillas y otros, sacarle un poco más de sustancía, al caldo del mensaje. Porque sobrar chorizos es evidente, sobran chorizos, y muchos.
La cuestión de base es que siempre faltará el dinero en un Estado, que como los gases perfectos, se expande. Todo lo deglute, todo se lo traga. Todo lo ocupa. El dinero, en manos de la administración, sólo servirá para atraer más chorizos y espesar más el caldo. Trabarlo, trabar el caldo y la justicia que ha de desmadejar el asunto. Ya se ve.
Sobrán chorizos, pero también sobran empresas públicas, que dicen los expertos que están en la ruina, y ojo, algunas de ellas pueden ser lo que lleve a los malos gestores a responder con su patrimonio. Sería más que curioso. Toda la sinrazón de empresas creadas alrededor de las administraciónes, tragándose el patrimonio de aquellos que las crearon, por cometer irregularidades en la gestión... No pongo el link ni dpy más pistas, para no dar ideas.
Mónica Oltra, azote de la corrupción, plantea con mucho énfasis lo que plantea, y mientras las cosas estén así, habrá que decir que está bien. Que bueno, que vale, que me alegro... Pero maldita la gracia que algún día las cosas funcionen... Entonces habrá que hacer las cosas en plan Terminator, agarrándose a lo Schwarzenegger (léase Chuacheneguer) a una cadena y metiendose dentro de la caldera de metal fundido. Y ahí es donde élla y yo diferiremos siempre. Mónica dirá que hacen falta las máquinas, yo que sólo me valen los hombres.