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La Polla Records en el WiZink Center: “Pues nada, cuadrilla, aquí se acaba esta historia y yo con estos pelos”

Por David Gallardo @mercadeopop

La Polla Records en el WiZink Center: “Pues nada, cuadrilla, aquí se acaba esta historia y yo con estos pelos”

Madrid Resiste contra la distancia social entre tú y yo, contra la distancia temporal entre aquel tú y este yo, La Polla Records resiste en el WiZink Center así que, sabes, Madrid Resiste . Se resiente inevitablemente por el paso del tiempo, pero se mantiene en pie contra ellos. Nosotros estamos en el lado correcto de la historia.

"Pues nada, cuadrilla, aquí se acaba esta historia y yo con estos pelos", sentencia Evaristo nada más salir. Y ya tenemos titular y ya está escrita esta crónica. Ya solo queda darle color, porque esto es lo que hay. Se acaba La Polla Records y, al más espíritu punk posible, parece que les da absolutamente igual.

Si se acaba La Polla Records se acaba nuestra parte respondona. Que sí, que es verdad, que estuvo años la banda sin funcionar. Pero regresó justo antes de saber que la necesitábamos y, ahora, justo ahora, se va. Es como si, después de todo, nos estuviera diciendo que ha hecho su parte. ¿Y ahora qué demonios? Pues ahora lo tenemos que descifrar y, jaja, tampoco es que Evaristo sea de los que se anda por las ramas. Está todo ahí. Es jodido que su legado sea tan honestamente cruel.

No somos ni siquiera aquellos que en 2019 lo gozamos con la reunión de La Polla Records. Dos años enteros después somos todos tan distintos. Nos han pasado tantas putas cosas. Lo inalterable, es verdad y es así, es el cancionero. Y el punk. Nuestro punk. Es nuestro 'Salve', es nuestra 'Memoria de muerte' porque, sabes, 'Así es la vida'. Eres un 'Lucky man' arrastrando 'Nuestra alegre juventud'. Eso es lo que está pasando esta noche. Que somos aquellos. Todos. Ellos y nosotros. Resistiendo contra todo pronóstico.

'Los siete enanitos' ejerciendo la 'Delincuencia', como procede. Llega un punto en un concierto tan acelerado que ya no sabes y, de hecho, no necesitas saber. Estás aupado. Se suceden las canciones porque así debe ser. Alguien opinará que estás perdido pero, justo por eso, porque es una opinión (de mierda), está equivocada: nunca has estado más en pie en tu sitio. Asintiendo. Brazos en alto cuando procede. Somos exactamente eso cuando se detuvo el tiempo. Somos esa foto: óleo sobre lienzo que nuestros nietos contemplarán desconcertados en el Prado o cualquier otro gran museo nacional.

"Ay, qué hostia llevamos en el cuerpo, me cago en la puta", brama Evaristo. Pero sigue. Continúa. Prosigue. Así funciona la vida. 'Europa', 'Ellos dicen mierda', 'No somos nada', 'Socios a la fuerza'. Evaristo ha completado su mutación en Yosi y, a su vez, mantiene toda la ira de la voz de Zack de la Rocha mientras nos manda a la cámara de gas en 'La solución final'. Al final, te das cuenta, ¿te acuerdas? Llevamos 'Toda la puta vida igual'.

Se hacen un bis pero no se van. To salaos, charlan mientras suena una versión orquestal del 'Blitzkrieg bop' de los Ramones. Como si tal cosa, porque no somos más que esa cosa, 'La justicia', 'Johnny', 'Carne para la picadora', 'La llorona', 'Odio los partidos' y la muerte segura con 'Así casca la basca'. Final tan abrupto como el principio: "A tu lado, mi amor, soy tan feliz. Agur. Sin más. Y este cuento se acabó". No hubo más. Como todo lo transformador de la vida, como vino se fue. Y a quien no transformó, por lo menos peinó. Estos últimos tienen un problema cognitivo pero, sabes, hoy es 31 de diciembre.

La velada romántica empezó con Rat-Zinger, los Mötorhead de Bilbao, siempre con el pedal contra el asfalto. Con los Porretas, como siempre, Madrid volvió a los noventa, homenaje a Rober incluido. Reincidentes nos recordaron muy pertinentemente que estamos no ya jartos, no, lo siguiente, de aguantar.

Yo lo que quiero es que las preuvas las dé Evaristo en RTVE cagándose en todo Cristo y mostrando bien merecida barriga a toda España. Entonces el punk será tendencia por una noche. La más importante del año, por encima del puto anuncio de mierda de tu bebida refrescante favorita. Patrocinado, por supuesto, por tu puta estrella del pop favorita. A la cual secuestraremos y ajusticiaremos en el nombre de La Polla Records. Y en el tuyo y en el mío.

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