Revista Cultura y Ocio

La posada de jamaica

Publicado el 13 septiembre 2018 por Aleon @Aleonpizarro
de Daphne du Maurier.
LA POSADA DE JAMAICA
Título: La posada de Jamaica.Autora: Daphne du MaurierEditorial: Alba Editorial, 2018.Páginas: 400.
SINOPSIS.
Daphne du Maurier explicaba en una nota preliminar a La posada Jamaica (1936) que la posada a la que alude el título aún seguía en pie y que la novela era el producto de sus fantasías sobre cómo habría sido ciento veinte años antes. 
Un carruaje que atraviesa los páramos de Cornualles es zarandeado por la tormenta y en él una joven huérfana, Mary Yellan, se dirige al encuentro del único familiar que le queda, su tía Patience, que junto con su marido regenta una lóbrega posada de mala fama... a la cual el cochero apenas se atreve a acercarse. 
Las tormentas, los páramos desolados, los bandidos y dos mujeres atrapadas en un universo sin ley, saturado de violencia, componen la atmósfera de esta excelente novela, un auténtico clásico moderno que mezcla la fascinación por la oscuridad con una crítica vehemente de la brutalidad doméstica. Fue llevada al cine por Alfred Hitchcock en 1939.
IMPRESIÓN PERSONAL.
La verdad es que este libro no era mi objetivo en un primer momento. Mi idea inicial era volver a releer Rebeca y volver a Manderley y a ese paisaje opresivo y nebuloso que tanto me gusta. Pero buscando el libro en mi estantería me topé con éste que aún estaba sin leer y olvidado tras un reciente regalo navideño. Y leer a Daphne du Marier ya por si sólo es garantía de buena lectura aunque el título me tenía por completo despistada.
LA POSADA DE JAMAICAY no. La autora no nos lleva a Jamaica, sino que volvemos con ella a su tierra, a ese Cornualles, a esos páramos llenos de nieblas y pantanos insospechados donde es sencillo perderse y... morir, pero también esconderse si los conoces bien y esconder delitos y crímenes en un lugar donde pocos se adentran porque parecen parajes vivos que te absorben el alma y la vida. Son paisajes que de forma continua me traían a la memoria aquellos otros de Cumbres Borrascosas, con grandes extensiones de terrenos ocultos por la niebla, árboles solitarios que dan más miedo que cobijo y personajes extraños que ocultan cosas y pocas de ellas, buenas.
A estos parajes, llega un día Mary Yellan, una mujer excesivamente joven que acaba de perder a su madre y su casa y que no tiene otro remedio que ir a vivir con su tía Patience, de la que guarda un gran recuerdo por su jovialidad, su independencia y sus ganas de vivir. Pero su tía se ha casado con Josh Merlyn, que regenta La posada de Jamaica, un lugar antes de mucho trasiego de viajeros y en el que ahora no para ya nadie, y se encuentra con una tía que más que la mujer que ella recordaba, es una sombra de sí misma: sumisa y llena de un miedo continuo que la hace servil hasta la exasperación. Durante el camino de ida ya puede ir viendo por la expresión de las personas a las que les va contando donde va a vivir, que el lugar no iba a ser lo que ella esperaba. Pero la realidad supera con creces incluso a la idea que se ha ido haciendo por el camino.
LA POSADA DE JAMAICALa verdad es que durante toda la novela se puede percibir y sentir ese "miedo" que siente la protagonista, un miedo justificado por lo que va descubriendo que ocurre cada cierto tiempo en la posada, el carácter terrible de su tío y el trato que le da a su tía y ese aislamiento terrible que Mary percibe como el mayor problema que tiene si las cosas se tuercen aún más. Aún así, la fortaleza de sus convicciones, la educación recibida por parte de su madre y un deseo irrefrenable por salvar de esa vida a su tía hace que tome decisiones que nos mantendrán en vilo, sobre todo, porque deambula excesivamente por esos páramos en soledad, se confía a algunos desconocidos y no eres capaz de desentrañar quien está detrás de todo lo que ocurre en la posada, más allá del bravucón y temible tío Josh.
La posada de Jamaica fue escrita por la autora en 1936, pero como en otros libros de esta escritora, esto no es un inconveniente para disfrutarlo y vivirlo que es lo que suelo hacer con las historias de esta autora. Deambular por estos páramos, pasar ese miedo a perderte sin posibilidades de encontrar el camino de vuelta o con la sensación de que va/vas a encontrarte con alguien nada recomendable, una sombra peligrosa de la que no te habías percatado y que de repente asoma cuando levantas la vista. En fin, una tensión que Alfred Hitchcock supo muy bien reflejar cuando acometió la película de este libro, que, sin duda, os recomiendo.

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