Caminando por la calle Postas, a medio suspiro de la Plaza Mayor resulta imposible no quedarse prendado de la colorida fachada de aromas modernistas de la Posada del Peine. Muchos ya sabéis que estamos ante uno de los lugares con más historia y arraigo en Madrid, no obstante, se trata del establecimiento hotelero más antiguo de Madrid y uno de los más veteranos de toda España. Es el momento, si os parece bien, de adentrarnos en sus secretos e hitos.
-Comenzaremos por donde toca, por el principio, y es que la historia de este lugar se empieza a escribir e n el año 1610, cuando abre y cuando por las calles de la Villa todavía deambulaba, por ejemplo, Cervantes. ¡Más de cuatrocientos años de vida!
- Su fundador fue un señor Juan Posadas quien decidió abrir en la desaparecida calle del Vicario Viejo (actual Viudo de Pontejos) un lugar para dar alojamiento a los forasteros. Aquí os diré que en una ocasión leí que el hecho de llamar "posadas" a estos lugares es precisamente por el apellido de este hombre, pero no tengo claro que sea así del todo, así que coged este dato con alfileres.
-Aquel sencillo alojamiento fue ganando en prestigio y reputación, tanto que en 1797 cambia de propietarios (unos hermanos apellidados Espino) y anexionan el edificio de al lado. Pero aquí no terminaría el crecimiento de este boyante negocio que, en 1891, se hace con el edificio 17 de la calle Postas.
-¿Su éxito? Pues su ubicación, sus buenos precios (de hecho a principios en 1900 ofrecían alojamientos por una peseta) y que, la verdad, tampoco es que tuvieran excesiva competencia antes de la entrada del Siglo XX. Después llegarían los establecimientos de lujo como el Palace o el Ritz y la hegemonía de este lugar, se comenzó a tambalear.
-Si nos fijamos en su fachada veremos un pequeño templete con un reloj. Éste se ubicó en 1892 para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América.
-Como os podéis imaginar, un establecimiento como éste ha dado lugar a muchos rumores y comentarios. El más sonado es el que recogen los autores del libro Madrid Oculto y tenía que ver con la habitación original 126. Según parece en ésta, había un pasadizo secreto al que se accedía desdeuna puerta escondida en un armario. Este pasadizo conectaba con una habitación secreta que podría haberse usado para albergar a fugitivos, encuentros "prohibidos" y reuniones clandestinas.
-Toda la historia de este mágico establecimiento estuvo cerca de desaparecer tras estar casi 4 décadas cerrado. Sin embargo, en 2006 volvió a abrir sus puertas, ya como hotel boutique de 4 estrellas, con la cadena Petit Palace y con todo lujo de detalles.
-La Posada del Peine ha tenido sus cameos en la literatura, por ejemplo en Fortunata y Jacinta, de Pérez Galdóso en la saga del Capitán Alatriste, pero ahí no termina su vínculo con las letras, también alojó, entre muchos otros, a Gustavo Adolfo Bécquer.
-Y para terminar, he dejado la curiosidad más afamada de este lugar, la que hace referencia a su nombre. Resulta que los huéspedes de esta posada, ya antiguamente encontraban una 'amenitie' muy particular un peine, eso sí, atado a una cuerda para que no pudiera ser robado. Este llamativo detalle hizo que se le conociera, como la Posada del Peine. Denominación que mantiene en la actualidad.