La novela, muy al modo MH (el prota tiene su misma edad) mezcla las andanzas de su alter ego, en este caso un cómico de éxito (Daniel) con sus casi compulsivas angustias ante la pérdida de capacidad sexual con un trasfondo algo incomprensible en el mundo de las sectas. todo ello enmarcado en una historia que se comparte con capítulos alternos en los que los clones de Daniel en el futuro hacen un relato aún más incomprensible.
Es de entender que no comprendan nada. Si quieren mándenme a paseo, pero es lo que es. Si esto les desmotiva este libro no es para ustedes.
Si la idea es original, e incluso la historia del Daniel actual tiene algunos brillos -no esperábamos menos-, se abunda hasta la exageranción en las obsesiones sexuales del protagonista por su joven joven y maciza maciza amante. La parte de los clones es totalmente prescindible. Y se deja ver por el libro una relación tormentosa con España (país de origen de la maciza y refugio del cómico).
Flojo me ha parecido para lo que siempre se espera del gamberro mayor de las letras de la France. Y es que lo que no estoy acostumbrado a que tantas partes de un libro de Houellebecq me aburran.