Revista Economía
Si bien es cierto que no podemos controlar el tiempo a nuestro antojo, siempre nos quedará ese pequeño momento de nuestras vidas desaprovechado en una tarde de sofá o siesta. Ese es tal vez el pequeño fragmento del verano que más recordamos y que cada año se repite. El verano que empieza con un bucle espacio-temporal en que no te preguntas la hora sino el día, el verano en el que sigues pidiendo el mismo helado solo porque sabes que te gusta, el verano en el que vuelves a leer ese libro ya desgastado de tanto manosear en vez de molestarte en mirar tu lista de libros “que hay que leer antes de morir”. Festivales de música indie, tarde de compras, mañanas descafeinadas, vodka con hielo, fuegos artificiales, viajar a todo trapo, picaduras de mosquito, ataques de medusa, cine al aire libre, fiestas de pueblo, cena en la terraza, excursión al atardecer, paseos en bicicleta, hamacas, un amor de verano sobre el que todavía se escriben canciones…
¿Por qué plantearse entonces, el verano, algo que llega inevitablemente, como una posibilidad? Mi respuesta apela a todos aquellos que conciben el verano como una nueva posibilidad, que promete ese “mucho” que ha de ser descubierto, tal vez, en las situaciones más inimaginables. Tal vez por ello se habla de la magia del verano, en el que infinitas posibilidades se dan cita en un mismo minuto, así que de ser así, ¿porque este artículo no se llama “Las posibilidades del verano”? Como habrás adivinado, la posibilidad de verano es otra idea distinta.
Te toca hacer horas extra o jornada intensiva en el trabajo y te preguntas a qué temperatura debe estar el agua para que esa mujer, que ves a través de tu ventana, vuelva corriendo a su toalla. Consciente de la calidez de las aguas del mediterráneo, observas la escena con diversión y, mientras vas respondiendo al tercer email de los veinticuatro que tienes pendientes, te embarga una sensación de sosiego. Tienes la ventana abierta de par en par y parece que la posibilidad de verano se te ha instalado en el cuerpo. ¿No está mal, verdad?
Escrito por Pandora Ver más de esta autora