Cuando paseas Madrid una y otra vez de forma incansable vas recolectando una serie de rincones o puntos desde los que la ciudad se admira de una forma especial, hoy quiero compartir con vosotros una de ellas.
Un día prometo hacer un artículo en el que pienso recoger mis miradas preferidas de Madrid, puntos repartidos por la ciudad desde los cuales he descubierto que se entonan preciosas vistas de Madrid, casi siempre a ras de suelo, pero que habitualmente pasamos por alto. En este humilde listado ya os adelanto que estará con toda seguridad el paisaje del que os quiero hablar hoy.
Si abandonamos la Plaza Mayor desde el arco que nos da acceso a la Calle de Toledo os invito a posaros junto a él. Es un lugar concurrido, donde suele haber varios artistas callejeros con sus caballetes, en busca de alguien a quien caricaturizar o retratar. Si en vez de mirar sus lienzos os detenéis y alzáis la vista, entonces descubriréis un hermosísimo horizonte.
Es como si el incansable estruendo de la Plaza Mayor enmudeciese de golpe. Sientes como si la historia de la ciudad se fuese desenrollando a tus pies, igual que una vieja y mullida alfombra. Una pendiente espoleada por fachadas de colores donde sobresale la Colegiata de San Isidro, con sus dos regias torres laterales. No hay que olvidar que este templo hizo las funciones de catedral provisional de Madrid desde 1885 hasta 1992, mientras avanzaron los trabajos de la Almudena.
La Calle de Toledo es una de las más históricas y castizas de Madrid, presente durante siglos y protagonista principal en las idas y venidas de la Villa. Un peso y relevancia que aún se siente en su ambiente. Hoy disfruto paseándola con calma y saboreando estas miradas que nos brinda. En ella parece que el tiempo nunca quisiera avanzar.
-
Hoy nos toca pasear y reflexionar por el barrio más dinámico de Madrid, sus colores, sus contrastes, su infinita ...
-
Es inevitable echar un simple vistazo a la fotografia de esta semana y no sentir como distintos olores activan nues...
-
Un nuevo día que se apaga, la vida se desliza con calma por la Calle de Alcalá mientras los últimos rayos del so...